¿Dónde estaban las instituciones?
El dramático caso de un niño de solo 13 años que sufrió severas agresiones y vejámenes a manos de su cuidadora legal no solo provocó impacto e indignación en todos los sectores de la comunidad regional y nacional. El caso, que también trascendió las fronteras del país por su crueldad, reveló la urgente necesidad de fortalecer los mecanismos que aseguren la protección de la infancia.
Según las primeras diligencias de la Fiscalía, el maltrato se habría prolongado por casi un año; es decir, fueron meses en que un menor de edad fue crudamente violentado por quien, paradójicamente, tenía la obligación legal de protegerlo. El calvario del niño solo acabó luego de la denuncia de vecinos, quienes alertaron a Carabineros sobre uno de los episodios de maltrato. No obstante, llama la atención e indigna que durante tanto tiempo ninguna institución pública relacionada con la protección de la infancia se haya percatado de lo que al interior de esa vivienda del sector sur de Iquique ocurría.
Ante estos hechos, es importante exigir respuestas y conocer quién o quiénes no hicieron el trabajo de supervisar la labor de la mujer tutora y el estado en que permanecía el niño.
Aunque a medida que avance la investigación se podrán determinar responsabilidades, es evidente que el sistema falló de manera grave.
Según antecedentes de la Fundación Amparo y Justicia, durante el año pasado 265 menores de edad fueron víctimas de violencia intrafamiliar en Tarapacá y, de ellos, el 65% correspondió a agresiones sufridas por niños menores de 14 años. En ese contexto, bien vale preguntarse cuál es el estado de salud física y mental de todas estas víctimas y cuántas otras engrosan la lista negra de este tipo de violencia, que tal como ocurrió en el caso antes mencionado, ocurre al interior de las viviendas.
Distintos gobiernos, a través de llamativos eslóganes, han manifestado su compromiso para proteger a la infancia; sin embargo, situaciones como las descritas dan cuenta de que muchas veces los discursos se caen a pedazos ante una realidad que golpea con fuerza.
Es momento de que se proteja a la infancia, sin eslóganes y con trabajo, mucho trabajo.
"Es importante exigir respuestas y conocer quién o quiénes no hicieron el trabajo de supervisar la labor de la mujer tutora".