Opinión
Caminar por el centro de Iquique, es una experiencia de contrates: modernidad en algunos espacios urbanísticos, paisaje cultural diverso, colores y texturas y, especialmente un legado patrimonial arquitectónico como lo es, no sólo la zona típica del Paseo Baquedano y, su estructura monumental de madera, sino también, la calle Diego Barros Arana, nombre que dice relación con el erudito historiador del siglo XIX, cuya obra todavía se cita. Sin embargo, los espacios y su conjunto no siempre son posible de observar por el alumbrado público y, las diversas conexiones para la modernidad comunicacional de nuestro siglo XXI que ocultan el centro histórico - social de la ciudad puerto.
En este contexto urbano, destaca un bello y amplio edificio de dos plantas asignado con el N° 1002 esquina de Vicente Zegers, el de la Sociedad de Artesanos y Socorros Mutuos de Iquique, en donde se presentó en agosto pasado una obra en homenaje al destacado actor y dramaturgo, Guillermo "Willy" Zegarra Figueroa quien, hace dos décadas pasó a otra dimensión. Sin embargo, su figura sigue estando presente en la comunidad local.
Este homenaje teatral titulado "La espera", inspirado en su vida y obra, nos lleva recordar también la vida y obra de quienes formaron parte del espacio cultural y, también social de la Sociedad.
Hace casi 90 años nuestro país y, el norte tarapaqueño especialmente, luchaban por modernizarse, por avanzar con nuevas instalaciones y tener una infraestructura urbana que acogiera las demandas de salud, educación, vivienda, y trabajo. El Mercado, construido en las huellas de la Plaza Montt, Barros Arana N° 850 es un ejemplo, joya arquitectónica de 1930, proyecto constructivo llevado a cabo en plena Gran Depresión.
En este contexto, se encuentra el edificio de la Sociedad de Artesanos y Socorros Mutuos de Iquique y para fines de la década de los treinta del siglo pasado, llevaba a cabo una valiosa labor de apoyo ciudadano, eran los tiempos del segundo gobierno del León de Tarapacá (1932 -1938). El edificio contaba con servicios sociales, una sala-teatro y una biblioteca, entre otros. Julio Vallejos Peña era, desde otra dimensión, un actor relevante. Traer un recuerdo de su memoria, siendo un joven inspector del Liceo de Hombres de Iquique y, director del Instituto Nocturno "Guillermo Blest Gana" para obreros que la Sociedad mantenía es una consideración al pasado local. Beneficiaba a la ciudadanía del puerto y a los obreros del Salitre. Vallejos, además, había sido fundador del periódico El Artesano". Para ello eran necesarios recursos, siempre escasos, en especial mantener a 200 alumnos en la enseñanza nocturna y con ello, mejorar las condiciones educacionales y de vida de la población. La tarea era conservar el proyecto educativo. Sin embargo, esto no sería posible sin la subvención del Estado, misión que emprendió a inicios del año 1937, Julio Vallejos Peña a quien todavía recuerdan por haber sido alumnos del Liceo de Hombres en la entonces, calle Baquedano. Entendemos que su empuje tuvo resultados, dada las felicitaciones de los parlamentarios tarapaqueños Fernando Alessandri y Ernesto Torres.
Con todo, no hay espera para postular el edificio como monumento patrimonial histórico local.
Un espacio histórico - social
Orietta Ojeda Berger,, doctoranda en Historia Universidad San Sebastián, Becaria ANID