Chile ha experimentado un retroceso significativo en el ranking elaborado por la revista británica The Economist sobre el desempeño económico de los países miembros de la OCDE. Este año, el país se ubicó en el 11° lugar, cayendo cuatro posiciones respecto al 2023, cuando ocupaba el 7° puesto y formaba parte del "top 10".

El ranking de The Economist se basa en cinco indicadores clave: el producto interno bruto (PIB), el desempeño bursátil, la inflación subyacente, el desempleo y el déficit público. España lidera la lista gracias a su robusto crecimiento del PIB, que se estima superará el 3% este año, impulsado por un mercado laboral fuerte y altos niveles de inmigración. En contraste, Chile ha mostrado dificultades para mantener el dinamismo económico que lo caracterizó en décadas pasadas.

Uno de los aspectos que podría explicar este retroceso es el enfriamiento de la economía chilena en los últimos años. El crecimiento del PIB se ha visto limitado, y aunque el país ha logrado moderar la inflación, el desempleo y la informalidad laboral siguen siendo preocupaciones persistentes.

A nivel local, si bien hay buenos índices de empleo en los últimos meses, es alarmante que la informalidad en los trabajos no baja de la media del 30%. Lo que ha precarizado las ocupaciones de los tarapaqueños, y demuestra la fragilidad de la economía local, que en cifras macro depende exclusivamente de lo que haga la minería.

Por otro lado, la incertidumbre política en el país derivada del proceso constituyente y los cambios regulatorios han afectado la confianza de los inversores, tanto nacionales como extranjeros.

Sin embargo, también es importante destacar que este retroceso no significa un colapso. Chile sigue siendo una de las economías más competitivas de América Latina y cuenta con una base sólida para avanzar. Para revertir esta tendencia, será crucial priorizar la estabilidad macroeconómica, fomentar la inversión, mejorar la productividad y la calidad del diálogo.

"Será crucial priorizar la estabilidad macroeconómica, fomentar la inversión y mejorar la productividad".

El porcentaje de proyectos que fracasan es un tema de gran interés en el ámbito organizacional. Según diversos estudios, se estima que alrededor del 70% de los proyectos no logran alcanzar los objetivos planificados o no se completan dentro del plazo establecido. La falta de planificación adecuada es uno de los principales desencadenantes de los fracasos. A continuación, les presentaré la diferencia entre lo que es un proyecto tradicional y lo que es un proyecto ágil, en cuanto al valor que le brindan los clientes.

Un proyecto desarrollado de manera tradicional con fases como análisis, diseño, desarrollo y testing, le otorga o devuelve al cliente la funcionalidad cuando termina de diseñarse y realizarse completamente. A diferencia de esto, un proyecto ágil lo que hace es ir entregándole valor, es decir, mínimo producto viable o avances e incrementos del producto, después de ir desarrollando ciertos ciclos. Es decir, desarrollo un ciclo, entrego valor, le pregunto al cliente si lo que le estoy desarrollando le sirve o si necesita ser modificado.

De esta manera lo que voy haciendo es ir teniendo muchas conversaciones intermedias con el cliente, antes de terminar su producto y en líneas generales lo que le voy a entregar es un producto que tiene más valor o quizás mejor funcionalidad, o entregar un mejor servicio, que el desarrollado de manera tradicional.

El objetivo de la gestión ágil es la entrega temprana y continua de valor. Lo que se logra en una cultura ágil es devolverle al cliente valor porque ya tiene parte del producto final, que podría estar utilizando, y no tenemos que esperar la finalización completa del proyecto. Esta es una de las grandes ventajas que brindan los proyectos ágiles. Lo importante para un gestor de proyectos es contar con el mayor abanico posible de herramientas y conocimientos.

El uso de métodos ágiles se distingue por la elaboración de acciones progresivas. En lugar de realizar un análisis y planificación detallada al inicio del proyecto, vamos a ir trabajando en iteraciones o ciclos. La idea es adaptarse al cambio y considerarlo como una variable constante. Lo que se busca con la agilidad es obtener cuanto antes un producto mínimo viable que poder presentar al cliente y luego ir trabajando con incrementos de valor en cada ciclo o iteración. No se da por válida una iteración si no aporta un valor agregado al producto del proyecto.

Después de cada iteración, se revisa lo que ha funcionado y lo que no para tenerlo en cuenta en las siguientes iteraciones. Este enfoque de elaboración progresiva basado en ciclos iterativos nos va a permitir responder al cambio mucho mejor para adaptarnos a sus consecuencias.

¿En qué casos es recomendable un proyecto ágil? En todos aquellos proyectos donde el alcance esté poco definido o sepamos que los cambios serán frecuentes, las prácticas ágiles lograrán el éxito de lo planificado.

"El objetivo de la gestión ágil es la entrega temprana y continua de valor".

Mitzy Avilán Rocca,, ingeniero comercial, Magíster en Administración de Empresas

Durante el último fin de semana por toda la ciudad anduvieron los carros navideños, repartiendo música, dulces y regalos a los niños. Si bien es una tradición que no se debe perder, muchas veces el uso de balizas es exagerado.

Deportes playa

Tras los últimos torneos, tanto de beach tennis y beach handball, sin contar que en otros años se realizaron Sudamericanos de fútbol playa, no es aventurado decir que Iquique es la capital de deportes playa en Chile y si sigue así podría ser un referente en todo el continente.

Vehículos usados

Con las últimas normativas, que endurecen las exigencias para liberar un vehículo, las automotoras Zofri han tenido que importar autos que cumplan con estas normas. De todas maneras, el otro stock, que no cumple la exigencia, debería venderse a precio económico.