El VIH en el norte
El Día Mundial de la lucha contra el sida, que se conmemora cada 1 de diciembre, debería ser una oportunidad para celebrar avances, pero en Chile es un recordatorio de los desafíos pendientes frente a esta epidemia. En la última década, el país ha registrado un aumento del 35% en nuevos casos y un alarmante 59% desde 2010, situándose como la nación con mayor crecimiento de casos por VIH en Latinoamérica.
La situación es especialmente crítica en el norte del país, donde las tasas de nuevos casos confirmados superan con creces la media nacional de 25,7 casos por cada 100.000 habitantes. Arica (52,9), Tarapacá (43,5) y Antofagasta (37,1) lideran estas cifras, revelando focos de alta incidencia que afectan principalmente a jóvenes de entre 20 y 39 años, quienes concentran el 70% de los nuevos diagnósticos.
Pese a estas cifras, persiste la falsa percepción de que el VIH es un tema resuelto. La llegada de tratamientos antirretrovirales efectivos y el concepto de supresión viral han contribuido a esta idea, pero no pueden ocultar las graves inequidades que enfrenta el sistema. Hoy, solo el 74% de las personas que viven con VIH en Chile acceden a tratamiento, muy lejos del estándar del 95% fijado por ONUSIDA. A esto se suma una des-priorización alarmante del VIH en las canastas GES, que limita el acceso a terapias innovadoras en el sistema público.
En este escenario, las personas que pertenecen al sector privado de salud pueden acceder a tratamientos que por su innovación son más seguros, con menos interacciones farmacológicas o son de tipo inyectable, evitando la necesidad de consumir medicamentos todos los días. Este abismo entre ambos sistemas no solo refleja desigualdades de acceso, sino que también impacta directamente en la calidad de vida de quienes viven con esta condición.
El norte del país se alza como un ejemplo paradigmático de esta crisis sanitaria. Las cifras de Arica, Tarapacá y Antofagasta no solo llaman a la preocupación, sino también a la acción inmediata. La implementación de políticas públicas focalizadas en la educación, prevención, el diagnóstico oportuno y el acceso equitativo a tratamientos de calidad es un imperativo ético y sanitario que no puede seguir postergándose.
Es hora de devolver el VIH al centro de la agenda pública y política. Necesitamos campañas educativas sostenidas que desmitifiquen y desestigmaticen el tema, refuercen el uso de métodos preventivos y promuevan la realización de test de detección temprana.
El VIH no es un tema del pasado, y las cifras del norte de Chile, y del país, lo demuestran. En esta víspera del Día Mundial de la lucha contra el sida, recordemos que cada caso nuevo no es solo un número, sino una vida afectada por la desigualdad y el estigma. Responder a este desafío no solo es un acto de justicia social; es, sobre todo, un compromiso con la dignidad y el derecho a la salud de todos los chilenos.
"Las cifras de Arica, Tarapacá y Antofagasta no solo llaman a la preocupación, sino también a la acción inmediata".
Dr. Pablo Herrera, Inmunólogo Clínico, vicepresidente de la Corporación SIDA Chile e integrante del Comité Consultivo de VIH de la SOCHINF