Este diario informó sobre los interesantes hallazgos arqueológicos, entre ellos unos paneles de geoglifos en el área costera de Alto Chanabayita, lo que permitirá ampliar la historia precolombina de esa caleta de pescadores y verianega en la costa al sur de Iquique, y muy cercana al puerto de Patillos. En un número de La Estrella de Iquique de 1982 escribí pequeño relato del pasado de la caleta, que ahora renuevo para incrementar la historia de ese lugar, que ha sido pasión también con otras caletas del litoral tarapaqueño, ya sean salitreras, guaneras y salineras.
En el caso de Chanabayita hay un número de informaciones que señalan que en la antigüedad no fue un lugar abandonado, y solo un sitio geográfico. En tiempo del Perú quedó habilitada como lugar de embarque de salitre, posteriormente, ya Tarapacá bajo soberanía chilena sirvió de emplazamiento para una empresa salinera, posteriormente, se transformó en caleta de pescadores y balneario, dentro de la política de aprovechamiento del espacio del litoral, a diferencia de lo que ocurre con la abrupta costa al norte de Iquique hasta su límite costero con la región de Arica-Parinacota.
En primer lugar, reitero mis argumentos históricos que expresé en la carta a este diario en 1982, en relación a escribir el nombre de esta caleta como Chanabayita y no Chanavayita. Ejemplos al respecto son Carabaya, Illabaya, Socabaya, etc.
En antiguos documentos españoles se refiere al mineral de Chanabaya, situado frente a Patillos, más exactamente a una pequeña y abrigada ensenada a la cual se le dio el nombre del mineral del cerro Chanabaya. Por esas condiciones unos salitreros de Oficinas del interior obtuvieron su apertura para el embarque de nitrato de sodio. Esto sucedió a mediados del siglo XIX, pero esa resolución no tuvo la importancia que se esperaba, eso mismo tampoco lo tuvo Chucumata, Patillos, en cambio, estaba designado con su pequeña y magnífica bahía, para un venturoso futuro con su ferrocarril, una frustante historia…
Billinghurst da su versión de como dos caletas tarapaqueña quedaron con la denominación de Chanabaya, al lado de Pabellón de Pica, cuyo nombre realmente era Puerto Inglés, y la otra vecina a Patillos. En los mapas y derroteros de costa de Chile figuraba esa curiosa situación geográfica, propicia para confusión, igual a las dos Caleta Buena, en el litoral al norte de Iquique, que es otra historia. Con el transcurso del tiempo, se realizó la diferencia en el primer caso, como Chanabaya es una rada amplia, con un estupendo desembarcadero protegido por algunos farelloncitos, donde estuvo el activo puerto destruido por el maremoto de 1877, conservó su nombre, en cambio, la ensenada homónima, muchísima más reducida, se transformó en disminutivo en Chanabayita.
La caleta era punto de recalada de embarcaciones de pescadores que realizaban faenas en la costa. El auge industrial pesquero en Tarapacá, trajo la instalación de una planta de harina y aceite de pescado, la Internacional, en la vecina caleta de Patillos, se cuenta que empleados y familias venían a veranear a Chanabayita.
La existencia de esa factoría pesquera fue corta, con la grave crisis de esa industria.
En 1967 o 1968 llegué con mi familia para pasar algunas horas veraniegas en su playa, me dediqué a conocer ese lugar, ya habían algunas casas con ese fin. La caleta protegida, costa norte con unos cerrillos rojos, la del norte arenosa, hasta Punta Cotitira, que marca el límite septentrional de la hermosa bahía de Patillos. En un rincón de la ensenada había una plataforma de piedra o ladrillo que servía de embarcadero de sal de un establecimiento de Ossa y Cia, el producto era transportado por pequeñas embarcaciones veleras. En El Nacional de 1890 aparece un aviso de las Salinas de Chanabaya. En ese tiempo trabajan las salinas de Huanillos y Chucumata. Esas actividades se vieron afectadas más tarde por las salinas de Punta Lobos que embarcaba por Río Seco.
Hoy Chanabayita es un pueblo turístico y de pescadores, ha progresado, se le podría considerar como la capital de las caletas de la costa sur. Los hallazgos arqueológicos anunciados, con la debida protección solícitada, enriquecerán su historia y su posibilidades del turismo cultural.
Mario Zolezzi Velásquez