Los primeros días de febrero han sido muy difíciles para el país. A la terrible emergencia causada por los incendios en la zona central, se sumó el repentino deceso del Expresidente Sebastián Piñera. Son hechos que conmueven profundamente a los chilenos, pero que también reafirman parte de sus rasgos más característicos: la unión y la solidaridad.

En ese contexto, bien vale recordar los duros momentos que están atravesando los compatriotas de la Región de Valparaíso, donde ya se han confirmado más de un centenar de personas fallecidas y miles de viviendas afectadas. No cabe duda que la reconstrucción será compleja, pero es importante comenzar por lo primero, que es correr con ayuda para los damnificados.

Chile es un país que bien sabe de catástrofes naturales, ya que de forma constante es azotado por las fuerzas de la naturaleza. Esto, al mismo tiempo, ha permitido a sus ciudadanos forjar un carácter fuerte que sin duda alguna es clave para sobreponerse a duros momentos. Sin embargo, estos dolorosos episodios parecen suavizarse cuando se halla una mano amiga y solidaria.

Con todo, no extraña que, a pocas horas de la tragedia, desde distintos puntos del país comenzaran a levantarse campañas de ayuda. En el caso de Tarapacá rápidamente se activó el Gobierno Regional, las municipalidades, diversas organizaciones comunitarias e incluso particulares, quienes están en pleno proceso de recolección de ayuda para colaborar con los afectados por el fuego.

El centro Victoria, el Estadio Tierra de Campeones y próximamente el estacionamiento de la Universidad Arturo Prat son parte de los recintos donde se reciben donaciones, las que pueden ir desde útiles de aseo, alimentos no perecibles, agua, entre otros.

Se espera que las campañas logren su objetivo y que en el menor plazo posible Tarapacá se haga presente en el corazón de la emergencia, donde el dolor evidentemente será muy difícil de superar.

Cuando la solidaridad aflora también se hace presente lo mejor de la sociedad y bien vale la pena sumarse.

"No extraña que a pocas horas de la tragedia desde distintos puntos del país comenzaran a levantarse campañas de ayuda".

Los incendios en la V región alcanzaron la categoría de tragedia, solo comparable con el terremoto de 2010. La diferencia es que un terremoto no se puede predecir, los sismólogos pueden estimar que acontecerá un mega evento, pero no cuándo y menos el lugar exacto. Sin embargo, los incendios espontáneos, los que surgen por la acción de la naturaleza, son un porcentaje muy menor respecto de aquellos que son resultado de la imprevisión o la acción intencionada de personas enfermas o inescrupulosas. No es posible que se estén normalizando tragedias como resultado de incendios que afectan a zonas pobladas, recordemos aquel de la comuna de Santa Ana en la región del Biobío. Siempre la naturaleza aparece implicada en acontecimientos similares, recordemos el terremoto blanco de agosto de 1995, las erupciones del volcán Chaitén en mayo de 2008, o, las inundaciones en pleno Desierto de Atacama, en Diego de Almagro, en marzo de 2015. Más allá de la reconocida resiliencia de la población chilena, del heroísmo algunos y la solidaridad de muchos, lo que necesitamos con urgencia son políticas públicas y, sobre todo, una planificación destinada a prever las consecuencias de eventos relacionados con la naturaleza, esa naturaleza que nos correspondió tener como país. Una geografía que es una bendición y no una maldición. Las malas políticas públicas son causa de estos problemas y, principalmente, de una cultura de la imprevisión.

Siempre se dice que se aprenderá de la tragedia del momento para que no se vuelva a repetir. En realidad, no basta con la buena voluntad ni con medidas paliativas, debemos erradicar una cultura de imprevisión en todos los niveles, y eso solo se logra solamente a largo plazo con educación de calidad desde el jardín infantil.

¿Por qué hemos vivido tantas crisis económicas, políticas y culturales? No tengo dudas que todos los mandatarios -desde que somos república- se propusieron hacer cambios para evitar las crisis, sin embargo, irremediablemente los intereses corporativos han terminado por frustrar esos buenos deseos. Un breve ejemplo, el presidente J. M. Balmaceda le escribió -en una carta fechada el 19 de febrero de 1889- a su hermano Exequiel, quien era el embajador ante la Santa Sede, lo siguiente: "Los ferrocarriles ya están en trabajo y espero que en mayo haya 12.000 obreros en actividad. Hay hoy 180 edificios fiscales en construcción, de los cuales 100 son escuelas, 22 cárceles, 9 liceos, un gran internado en Santiago, edificio dos veces superior a La Moneda…". Le contaba también con mucho optimismo de su próximo viaje a Tarapacá. Ya sabemos qué le sucedió a este presidente previsor, una guerra civil terminó con sus sueños y su con su vida. Esta semana hemos estado de duelo.

"Lo que necesitamos con urgencia son políticas públicas y, sobre todo, una planificación".

Sergio González Miranda,, Premio Nacional de Historia

Se acerca un nuevo aniversario del incendio que afectó a la exAduana de Iquique. Ojalá que este año se avance en su restauración, ya que es un sitio icónico que está perdido en el corazón de la ciudad.

Tener cuidado

Aunque Carabineros lo ha repetido en diversas oportunidades, siempre es recomendable recordar que no se deben dejar objetos de valor al interior de los automóviles, ya que los delincuentes aprovechan cualquier situación para atacar. A ser precavidos.

Estacionados

No solo en el sector central, sino que en diferentes lugares de Iquique es posible ver vehículos mal estacionados. En las zonas donde se emplazan altos edificios, las calles están tomadas por estos móviles, lo que podría ser grave en caso de un incendio.