Preocupación del control de las cárceles
En Latinoamérica, las cárceles se han convertido en epicentros del poder para el crimen organizado, un fenómeno preocupante que evidencia la vulnerabilidad de los sistemas penitenciarios. En Chile, las prisiones enfrentan desafíos significativos con bandas que operan tanto dentro como fuera de sus muros, desafiando la autoridad y la seguridad.
Venezuela presenta un caso aún más extremo con el "Tren de Aragua", una banda criminal nacida en las cárceles que ha expandido su influencia a nivel nacional e internacional. Este grupo ilustra cómo las organizaciones criminales pueden crecer desde el interior del sistema penitenciario y extender su alcance más allá de las fronteras nacionales y utilizan estas instituciones como "universidades" del delito y oficinas para poder operar sus actividades criminales.
Ecuador, recientemente sacudido por violentos enfrentamientos en sus cárceles y revueltas por los narcos, muestra las consecuencias mortales de la falta de control estatal en las prisiones. Las disputas entre bandas rivales han resultado en masacres, evidenciando una crisis profunda en la gestión penitenciaria y en la prevención del crimen organizado.
Estos casos subrayan la necesidad urgente de reformas en los sistemas carcelarios de Latinoamérica. Las soluciones pasan por fortalecer la seguridad interna, pero también tener más información de quienes las habitan. En Tarapacá, el 52% de los presos son extranjeros y a algunos de ellos ni siquiera se ha validado su identidad o se conoce con claridad sus antecedentes delictuales previos.
Por ello, es imperativo que los gobiernos reconozcan y aborden estas cuestiones para prevenir la escalada de violencia y el fortalecimiento de las redes criminales desde las prisiones. Ocupar frases como "lo de Ecuador jamás podría suceder en Chile" recuerda cuando las actuales autoridades menospreciaron la influencia del Tren de Aragua en Chile. Si no tomamos medidas para expulsar a los extranjeros que cometen delito, para que cumplan sus penas en sus países de origen, vamos a ir generando una situación que terminaremos lamentando, y que va a empeorar de forma importante la calidad de vida de quienes vivimos en este país.
"En Tarapacá, el 52% de los presos son extranjeros y a algunos de ellos ni siquiera se ha validado su identidad o se conoce con claridad sus antecedentes delictuales".
Luz Ebensperger,, senadora de Tarapacá