Poemas armados entre el trópico y las bandas under
Sebastián Astorga ganó hace unos años los Juegos Florales Gabriela Mistral, tocó en la banda de Roberto Merino y por estos días presenta su poemario "Cuernavaca" y habla de la vocación.
Valeria Barahona
La ciudad mexicana de Cuernavaca está a pocos kilómetros del DF, tiene un clima subtropical, lo cual la reviste de toda la exuberancia de la cultura de aquel país, con calles empedradas y la selva que ingresa por cada rincón, en medio de una bruma cálida donde el británico Malcolm Lowry escribió "Bajo el volcán", considerada "una de las novelas más sobresalientes del siglo XX" por The New York Times. Pero no es el único vecino ilustre: el argentino Manuel Puig ("El beso de la mujer araña") apagó sus días allí, al igual que la mexicana Elena Garro ("Los recuerdos del porvenir"), conocida también por ser esposa del Nobel de Literatura Octavio Paz ("El laberinto de la soledad"). La lista de vecinos ilustres es extensa, por eso el poeta, rockero y psicólogo, Sebastián Astorga, quien ganó los Juegos Florales Gabriela Mistral en 2006, retrató allí su propia soledad y el nacimiento de su hijo mientras estudiaba un posgrado.
-¿Por qué fuiste a estudiar a Cuernavaca?
-Fui a una maestría en estudios en Arte y Literatura, en la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), y Cuernavaca es la capital. Me interesaba estudiar las prácticas visuales en la poesía chilena, es decir, harto Vicente Huidobro, Nicanor Parra.
-¿Escogiste esa universidad o una beca te llevó allá?
-Yo la escogí. Me gusta contar esto porque sirve para los que están buscando carrera: estudié Psicología y me dediqué pronto a la Literatura, al trabajo en cultura, porque mi especialidad fue psicología comunitaria, entonces hice gestión cultural con poblaciones. Estuve en eso harto tiempo mientras mantenía la banda (Puta Marlon). Luego pensé en que debía estudiar por la cuestión laboral, veía a hartos amigos haciendo doctorado. Entonces me fui en esa onda que te permite más ocio, reflexión, y lo decidí tras un viaje a México, aunque ya no tenía ganas de estudiar Psicología o Humanidades y quería Letras, pero no me pescaban porque soy psicólogo, por lo que para hacer mi currículum más interesante puse lo de la gestión cultural y mis poemas. Ahí vi este programa de interconexión entre Arte y Literatura. En México, a diferencia de Chile, postulas a las becas directamente con la universidad, entonces el diálogo es con menos gente. Les interesó el proyecto, tenía unos ahorros y tuve que negociar con María para irse conmigo, porque cuando viajamos tenía como seis meses de embarazo. Rafael nació en Cuernavaca.
-En tu libro "Cuernavaca" hay una parte que dice "prendo el computador. Rasgo la guitarra. Quejido del refrigerador, ven a mí".
-Llegué solo y me instalé un par de meses solo, buscando dónde vivir. Me prestaron una casa unos amigos, entonces esa soledad era bien intensa porque era todo nuevo. Además, María embarazada en Santiago, yo preocupado, todos me metían mucho miedo de lo que era Cuernavaca, un lugar súper peligroso.
-Vas contando las noticias entre los poemas.
-Sí, allá son una noticia permanente los asesinatos, las portadas de diario son feroces, tú te enfrentas a la muerte así, con cuerpos (colgados) de cabeza, degollados.
-En un momento aparecen los 43 estudiantes secuestrados en 2014.
-Cuando llegué y fui a la universidad a conocer a mis compañeros, habían desaparecido los 43: yo no lo podía creer, y lo que más me sorprendía era que nadie en la U hablaba del tema. Yo decía 'en Chile si pasa esto, el país se detiene', vivimos en un lugar bastante tranquilo en ese sentido. Después derechamente pregunté y me explicaron que en realidad era pan de cada día. Comencé a seguir la noticia y empezaron a aparecer fosas de muertos que no eran ellos, estaba lleno.
-¿Crees que los temas como que decantan?
-Sí, sobre todo en poesía está bien que las cuestiones se demoren, porque los poemas quedan ahí y los vas macerando, relees, cortas, los haces crecer también, porque ahí (en esa idea inicial) está el núcleo de la escritura del poemario, en esa experiencia en la ciudad y las cosas que sucedieron, pero luego fui trabajando la estructura de cada poema, el ritmo, imágenes, llevaba como un diario de vida, de notas, del que surgieron los poemas. Eso luego lo fui revisando también, incluso pensando en la posibilidad de publicar como un diario, porque mi primer libro se llama "Diario en pena" (2009).
-Pero la Cuernavaca de tu poemario también tiene imágenes muy delicadas, de pájaros, plantas.
-Es un clima subtropical, entonces hay tormentas eléctricas todas las noches, todo es muy verde, muchas flores, pajaritos, o en un paseo a la vuelta de la esquina encuentras cascadas, me gusta esa mezcla donde lo tropical se adentra en la ciudad. El otro día leía sobre las ruinas, México está lleno de ruinas, la forma en que la naturaleza se toma el espacio de lo habitado, de la arquitectura humana: esa es una sensación que te produce paz, como una justicia en torno a la experiencia del hombre en la tierra que estoy construyendo y la experiencia de la naturaleza infinita, así en la ruina se articula una especie de consenso.
-Como las canciones de tu banda Encontraron Su Cabeza (ESC, cuyas canciones están en diversas plataformas), que mezcla sonidos clásicos con sintetizadores.
-Es lo mecánico con lo orgánico, las bases electrónicas con el canto, digamos, este canto simple poético, y la melancolía con el ritmo bailable. ESC nació un poco de la soledad de allá, donde me compré un tecladito en la feria por cinco lucas. Echaba de menos tocar música, mi otra banda, Puta Marlon, se había disuelto y siempre estaba conversando con (el también poeta y músico) Nicolás (Letelier), entonces le dije que había que armar algo que no implique tener baterista, bajista, sino que hacer algo desde el tecladito. Le mandé una base electrónica que quedó después en el primer disco, en la canción "Todo lo que hicimos ayer".
-¿Cuando volviste a Santiago apareció el resto del grupo?
-Con Nicolás armando en su cabeza empezamos a tocar también canciones que traía él, del proyecto Ya Se Fueron, donde estaba (el escritor) Roberto Merino ("Mundos habitados") y participé en la grabación del segundo disco, "Enero". Después trabajamos en ESC y sacamos el vinilo (hace unos días), fue súper precioso. Nos invitó Raimundo Benítez, que con su familia tiene el centro cultural Vieja Escuela, en Pichingal, Región del Maule. Nos obligó a trabajar.
"Cuernavaca"
"Sebastián Astorga Editorial Aparte 78 páginas $9 mil