Los elogios que ha recibido Chile por su impecable organización de los Juegos Panamericanos Santiago 2023 han suscitado un debate emocionante: ¿debería Chile postularse para la organización de los Juegos Olímpicos de 2036?

Al principio, esta idea podría parecer descabellada o incluso un mero producto del orgullo nacional, pero la realidad es que Chile ha demostrado su capacidad para organizar eventos deportivos de gran envergadura de manera sobresaliente. La alta asistencia de público a los estadios y las instalaciones deportivas llenas reflejan una nación apasionada por el deporte y con la infraestructura necesaria para albergar un evento de tal magnitud.

Uno de los factores cruciales para considerar una postulación a los Juegos Olímpicos es la infraestructura. Lo que dejará los Panam puede ser perfectamente la base para construir lo que falte con miras a esta posible cita mundial.

Habrá 13 años para sumar tecnología y recintos no solo los deportivos, también los que circundan a la actividad como la hotelería para los visitantes que lleguen al país.

Uno de los objetivos fundamentales del Comité Olímpico Internacional (COI) es fomentar la actividad deportiva a nivel global. La alta asistencia de público en los eventos deportivos en Santiago 2023 demuestra que Chile cuenta con el público ideal para cumplir con este propósito del COI. Los chilenos han demostrado su pasión por el deporte y su compromiso con el espíritu olímpico.

Son muchos los factores que entran en juego, sobre todo a la hora de poner en la balanza las necesidades más urgentes que tiene el país en estos momentos, pero por otro lado este tipo de iniciativas no solo entrega prestigio internacional, sino también oportunidades de negocio para miles de chilenos.

Si es que Chile decide postularse para albergar los Juegos Olímpicos de 2036, podría estar ante la oportunidad de organizar el mayor evento deportivo del planeta. El país no solo demostrará su capacidad organizativa, sino que también contribuirá al legado olímpico al inspirar a generaciones futuras a participar en actividades deportivas. Es solo una idea, pero siempre es bueno soñar.

"Podría estar ante la oportunidad de organizar el mayor evento deportivo del planeta".

Se sienten los aromas de noviembre. Las flores cambian de lugar. De las quintas terminan sus días frente a una lápida, embelleciéndola. Las hay de todos los colores. Huele a cloro además. Los floreros o los que cumplen esa función se lavan de forma pulcra. Los deudos en la solidaridad que provocan los muertos se saludan. Lo que era un oasis de tranquilidad en el año, se parece a un mercado, lleno de gente, de voces. En pasados 1 noviembre el tráfico de deudos que subían y bajaban por Bolívar era de nunca acabar. La quinta de la familia Gamboni, "se hacía la América".

En tardes de oasis jugábamos a los vaqueros entre nichos y mausoleos. La escena final del Bueno, el malo y el feo, parece inspirado en nuestro cementerio. El mito urbano dice que Leone y Morricone, en forma anónima buscaban a algún muerto del 21 de diciembre de 1907. Walter Miiicay le señalo la tumba de uno de ellos. Los menos íbamos a estudiar en esas tardes sin matineé.

El cementerio es un espacio educativo y de memoria. Una gran sala de clases donde conviven las diversas nacionalidades y credos religiosos que hubo en la ciudad. Una ciudad multicultural que se encontraba en las calles o en las canchas. El gringo, el chino, el turco, el coño, el cholo, el indio, se entrecruzan en esa pequeña ciudad hecha para caminarla.

Nuestros muertos más queridos, mi madre, mis tíos, mis amigos como Chanchote, el Pelao Ahumada, Guachín Muñoz, asesinado por la Caravana de la Muerte, el Pepe González y tantos otros que aun no tienen lápida como el Freddy, Michael, Marcelo y tantos otros como mi querido guatón Nino Lamas.

Hay muertos abandonados a quienes nadie visita. El mausoleo de los masones es uno de ellos. El de la familia Canelo, el más bello, está lleno de palomas, esos roedores del mármol. Y tantos otros que reclaman una flor fresca.

A muchos otros se les adorna con la camiseta del club y una lata de cerveza. La cerámica reemplazó al mármol y al pino oregón. En una lápida se lee: "Hay muertos que alumbran los caminos".

"La escena final del Bueno, el malo y el feo, parece inspirado en nuestro cementerio".

Bernardo Guerrero,, sociólogo,, Académico - Unap

Las carreras clandestinas son habituales los fines de semana en el sector sur y también en la ruta A-1. Muchos accidentes se producen por estos efectos y en varios de ellos inocentes pierden la vida.

Rondas nocturnas

Es muy bueno que se realicen rondas nocturnas en el borde costero. La idea es que la zona sea segura para turistas y familias iquiqueñas que buscan distraerse. Sería ideal también que se den una vuelta por Plaza Prat donde se aprecia mucho consumo de alcohol y drogas.

Por las nubes

Cada vez más el consumir pescado se ha transformado en un lujo para la mayoría de las familias.

La llegada de la palometa, que era lo más económico, a 12 mil el kilo de filete, muestra cómo se ha encarecido la vida. Ni hablar de la reineta o la cojinova.