En discursos de políticos locales y nacionales se habla siempre sobre la necesaria descentralización del país. Se hacen cambios institucionales y se entregan mayores recursos para que en las regiones definan su destino.

Pese a lo anterior, hay una serie de acciones adicionales que son claves, pero que no tienen ningún avance. Una de estas es la recuperación de los vuelos interregionales, que permiten conectar a las distintas regiones del país entre sí, pero que en el caso del norte de Chile, es algo que se perdió hace más de una década y no ha vuelto a recuperarse.

Las aerolíneas han argumentado desde hace mucho que no son operaciones rentables desde el punto de vista del costo beneficio. Este es un argumento válido si se trata de empresas privadas, donde su razón de ser es que el servicio que prestan deje ganancias.

Pese a lo anterior, está claro que falta la voluntad política para generar incentivos que contribuyan a que estas rutas vuelvan a operar, al menos con vuelos semanales que reúnan la cantidad de pasajeros para llenar un avión, lo que sumado a algún tipo de beneficio, podría ayudar a conectar de mejor forma el país.

En el caso del extremo norte los problemas de conectividad son más dramáticos, ya que además de no existir vuelos entre regiones, está la complejidad de que las carreteras están en pésimo estado y muchas carpetas se mantienen desde hace más de tres décadas, incluso en algunos casos donde hubo intento de renovación los trabajos se quedaron paralizados tras la crisis que generó la pandemia.

Este Gobierno ha mostrado interés en ir mejorando la movilidad en regiones, lamentablemente muy poco de eso ha llegado al norte del país, zona que genera el mayor impacto en el Producto Interno Bruto a través de la minería.

Parece un término cliché, pero en muchas situaciones se transforma en irrefutable el hecho de que se ve al norte como una "zona de sacrificio", en muchos sentidos, a la cual se le sacan las riquezas, pero cuyos habitantes no logran las condiciones de vida que merecen en sus ciudades.

"Este Gobierno ha mostrado interés en ir mejorando la movilidad en regiones, lamentablemente muy poco de eso ha llegado al norte del país".

Si usted desea viajar desde Bolivia a Iquique, quizás tenga que dar una vuelta por Lima, por Bogotá o por Buenos Aires. Por supuesto, de todos modos, debe pasar por Santiago. Y mejor no consulte por los prohibitivos precios del boleto, mientras menos caro, la vuelta es más larga. ¿Cómo es posible esta situación? Hace años atrás había líneas aéreas chilenas y bolivianas que nos llevaban y traían sin problemas entre las principales ciudades de Bolivia y del Norte Grande de Chile.

¿Qué se discutió en la XV reunión del Comité de Frontera e Integración, realizado en septiembre pasado en la ciudad de Arica? ¿Tendrán sentido los acuerdos bilaterales si no hay carreteras internacionales de calidad, ferrocarriles de carga y de pasajeros, y líneas aéreas entre ambos países? Con ese escenario difícilmente podemos hablar de integración bilateral. Por lo mismo, todos los objetivos y propósitos de cooperación -tanto de las organizaciones públicas como privadas- no se podrían alcanzar con eficacia. Para qué hablar de la integración cultural entre colegios, universidades o centros científicos y tecnológicos. ¡Organizar un congreso internacional que involucre a ambos países parece un desafío digno de Sísifo!

En las postrimerías del ciclo de expansión del salitre, los tarapaqueños le presentaron al Gobierno del presidente Carlos Ibáñez Campo en 1928 una propuesta de integración física con Bolivia, pero ahora se trataba de una carretera para camiones con carga pesada. Sin embargo, Iquique y Oruro vieron pasar varias caravanas de la amistad en las décadas de 1950 y 1960, después vino el surgimiento y desarrollo de la Zona Franca de Iquique, finalmente el ideario de los corredores bioceánicos, y la carretera de alto estándar entre Huara y Colchane avanzaba muy lento. Un detalle interesante: en la década de 1950 la Compañía Salitrera de Tarapacá y Antofagasta (COSATAN), encabezada por Osvaldo de Castro, creó una línea aérea llamada Air Chile que, entre otros propósitos, tenía traer carnes de Bolivia para las salitreras. El problema fue que el salitre ya estaba en su fase final definitiva.

A partir de la década de 1990, la integración con Bolivia tuvo un nuevo impulso con la conexión aérea, tanto de líneas bolivianas como chilenas, uniendo a los puertos chilenos con regiones bolivianas que parecían muy lejanas, como Santa Cruz de la Sierra. Si esta integración es tan relevante para ambos países ¿por qué hemos retrocedido?

"A partir de la década de 1990, la integración con Bolivia tuvo un nuevo impulso con la conexión aérea".

Sergio González Miranda,, Premio Nacional de Historia 2014

La avenida Arturo Prat, desde Primeras Piedras a Huayquique, goza de un mal olor continuo a aguas servidas. Es necesario que se revise la problemática, pero por sobre todo que se resuelva.

Mini vacaciones

Varios ya se tomaron este fin de semana largo como unas mini vacaciones. Los más osados pidieron "licencias" o en el caso del sector público, usaron los días administrativos para retornar el jueves. Es importante que no se abuse, sobre todo en servicios esenciales.

Lamentable

A causa de los incidentes que ocurrieron en el último partido entre Iquique y Wanderers, la ANFP sancionó a los clubes. En el caso del CDI, los dragones deben disputar un partido a puertas cerradas. Una situación que afecta al equipo cuando se juega el ascenso.