La vida, pase lo que pase, sigue igual; entonces es cierto, tal como reza el título de la canción, al final,… la vida sigue igual.

Suele ocurrir que si por alguna ventura, un episodio del diario vivir no es provechoso, grato, a alguno puede sorprenderlo y abatirlo, bajonearlo. Advertido el hecho y compartido con sus cercanos, es muy posible que ellos recomienden no dar gran importancia a la experiencia vivida y, con seguridad, ayudarán con su compañía, a sobrellevar el mal trance.

Es claro, se trata de la otra cara de la moneda, no todo es color de rosa, no todo es buen vivir, bien estar. La vida tiene sus bemoles, tiene aristas, el camino no siempre es parejo o, al menos, no para todos; en ocasiones, es bien cuesta arriba y, no siempre, las fuerzas están del lado del caminante.

¿Qué hacer? Parar, detenerse, mirar, pero no al piso, hay que levantar la cabeza y otear el horizonte, buscar el espacio adecuado, bajar los decibeles, hallar un lugar favorable a la reflexión. ¿Qué sigue? Analizar lo acontecido, de pe a pa, ojalá no dejar nada que sea interviniente sin tocar, sin ser parte del proceso, aquello que se dijo, que se hizo, que se pensó, incluso; ahora, quizás, es momento de decirlo en voz alta.

No hay quien no se anime con la vida, con sus avatares, todos lo hacen, todos lo hacemos, día a día. A veces, el ritmo es diferente, la intensidad es otra, la pasión es distinta, la meta es otra, pero no cejamos de ponerle el hombro.

Claro que hay vallas, baches, muros, desiertos, sin embargo contamos con los antídotos, con las herramientas, con la preparación para domesticar las estrecheces, las trabas, los embrollos, los obstáculos, las contrariedades, las crisis.

Ante tanto desvarío, ¿qué? Enuncio algunas recomendaciones posibles.

Que nada te amilane, que nadie te arredre, que nada te abata, que nadie te doblegue, que nada te mengüe, que nadie te provoque desesperanza, que nada te turbe, que nadie te confunda, que nada te acobarde, que nadie te atemorice, que nada te desaliente, que nadie te intimide, que nada te espante, que nadie te empequeñezca, que nada... , que nadie...

Si tomas estas sugerencias es factible sostener un buen pasar, un mejor estar y así irradiar con gestualidades y acciones benignas, plenas de humanidad entre los tuyos. Nada mejor, esa es o debe ser una tarea diaria y, por consecuencia, todo irá mejor.

¿Qué otro efecto supone realizar estas prácticas bondadosas? Dotar a todo entorno mediato de un ambiente grato, ameno, feliz. Y quizás ni advirtamos que transitamos de un bien estar a un bien ser.

Buen corolario es ese. ¡Buen día, hermanos! Fratelli tutti!

"Que nada te amilane, que nadie te arredre, que nada te abata, que nadie te doblegue, que nadie te provoque desesperanza".

Raúl Caamaño Matamala,, profesor, Universidad Católica de Temuco

Este diario el 10 de junio de 1990 publicó un artículo mío con el mismo título que lleva el presente texto, en circunstancias del dramático hallazgo de una fosa con los cuerpos de muchos detenidos políticos ejecutados por orden de la autoridad militar, doloroso suceso que hizo noticia en el país y el extranjero, cuando hacía poco tiempo se había restaurado el régimen democrático. Se puso al descubierto una de las más graves violaciones de los Derechos Humanos por la dictadura pinochetista. Pisagua tomaba un significado siniestro, aún peor que cuando se transformó en campo de concentración por mandato de la Ley Maldita, además de lugar de relegación por causas políticas en algunas otras oportunidades. Es un deber ineludible de las autoridades, junto a la conservación de los sitios de memoria para un Nunca Más, de buscar los medios para el despertar económico de ese otrora activo puerto salitrero.

Como historiador me preocupó la penosa situación de Pisagua, oponiéndome en la prensa al traslado a Huara de las oficinas de la comuna y el departamento.

Escribí a varios parlamentarios, algunos contestaron, entre ellos el senador Salvador Allende, quien firmó la carta con letra verde. Se refirió al "deminitio capitis" por efecto del proyecto de ley impulsado por el gobierno de Eduardo Frei M. En la Cámara Alta solo votaron a favor de Pisagua los senadores Chadwick y Silva Ulloa, del Usopo. Conservo el telegrama de 1967.

La iniciativa legislativa quedó aprobada. Como anécdota, fui llamado a la Intendencia, donde la primera autoridad provincial me explicó los beneficios del proyecto de ley indicado. En un momento el intendente se ofuscó porque había escrito directamente al gobierno, lo contuve manifestándole "respete si quiere ser respetado".

Por su aislamiento y no gratas condiciones geográficas, Pisagua comenzó a servir de lugar de relegación. Primero, como lo fue en 1939, con determinados implicados del "Ariostazo", un fracasado intento golpista contra el gobierno del Frente Popular, encabezado por el Presidente Pedro Aguirre Cerda; de ciudadanos alemanes pro nazis (1943); también de campo de concentración de militantes comunistas (1948- 1949). De nuevo de sitio de relegación por el gobierno de Ibáñez (1956). Culminando de funesto campamento de detención, torturadas y ejecución (1973-1974).

A cincuenta años del Golpe de Estado que derrocó al Presidente Allende, Pisagua tiene varios sitios declarados monumentos históricos: la cárcel, escuela, teatro, mercado, multicancha deportiva y la fosa de la cual se exhumaron los cuerpos de varios detenidos ejecutados, entre ellos Humberto Lizardi Flores, mi compañero de curso de Humanidades en el colegio Don Bosco.

Son hitos de memoria de lo sucedido en ese oscuro tiempo de represión, lo que impulsa a una profunda reflexión para un Nunca Más.

Y por otro lado, Pisagua merece un mejor destino para salir de su simple condición de caleta.

Un desafío para las autoridades, especialmente, del Gore de Tarapacá.

Mario Zolezzi Velásquez