El fenómeno de la falta de renovación de liderazgos en política se arrastra por años y los rostros que han aparecido para refrescar la panorámica son fruto de situaciones extra sistema, más que promovidas por un trabajo partidista. Ello es fiel reflejo de una crisis en la clase política de la que sus actores tienen que hacerse cargo.

Para los analistas y expertos en la materia, esta ausencia de candidaturas renovadas está arraigada en los problemas que exhibe la actividad con casos asociados a las malas prácticas, incluso a corrupción, los que limitan el interés de identificarse con el trabajo partidista, y, más bien, las nuevas figuras prefieren pavimentar sus aspiraciones electorales desde sectores más ciudadanos.

Y el problema no solo se ve en la llamada vieja política, también en las nuevas colectividades que han sido salpicadas por situaciones -puntuales, a juicio de los timoneles de los partidos- que son investigadas y que hoy mantienen convulso el panorama sin imágenes renovadoras.

No puede quedar al margen el caso Convenios que involucra a miembros de una colectividad nueva y que insistentemente buscó separar aguas de quienes por largo tiempo ejercieron el poder político.

En la práctica ocurrió todo lo contrario y cayeron en situaciones que criticaron y rechazaron con fuerza en cada una de sus proclamas.

Por ello, cuando se analizan los nombres de posibles candidatos a los cargos de elección se repiten los "viejos conocidos".

Prácticamente no hay figuras que emerjan con potencia y sean capaces de levantar sus postulados, debido a que el dañado sistema lo imposibilita.

Obviamente que eso evita "tener a los mejores" en los cargos de elección popular y quienes aparecen con rótulo renovador suelen ser expresiones del populismo y de la contingencia reinante.

No hay recetas mágicas para revertir esta realidad, la que necesita con urgencia un giro de 180 grados.

Para que ello ocurra, no cabe duda, es importante reencantar también a la población, la que durante largos años y por responsabilidad de la misma clase político perdió toda confianza en los partidos.

"Prácticamente no hay figuras que emerjan con potencia y sean capaces de levantar sus postulados".

Las habilidades duras, también conocidas como "Hard Skills" en inglés, son aquellas habilidades que se aprenden mediante nuestra formación reglada o experiencia profesional. Son aquellas habilidades concretas que permiten llevar a cabo una determinada tarea. Pueden acreditarse a través de una Certificación, Títulos Profesionales y/o Referencias Laborales. Entre las Habilidades Duras más reconocidas encontramos las que nos enseñan en el colegio, como los idiomas extranjeros o las competencias informáticas. Durante el desarrollo de nuestra carrera profesional, adquirimos cada día nuevas "Hard Skills". Estas habilidades incluyen competencias y conocimientos en áreas como Contabilidad, Gestión, Tecnología de la Información, Investigación, Ingeniería, Mecánica y Conducción.

Debemos identificarlas y colocarlas en nuestro curriculum vitae enumeradas de forma clara, para hacer que nuestro perfil sea interesante para los Departamentos de RRHH, ya que las Habilidades Duras determinarán el área de nuestra especialización y la experiencia que poseemos respecto al cargo al que postulamos. Por ejemplo: una persona que es capaz de hablar dos idiomas y puede demostrarlo, será considerada una persona con un talento especial para los idiomas.

Gracias a la experiencia en diferentes puestos de trabajo, ampliamos nuestra lista de Habilidades Duras y podemos demostrar qué competencias hemos adquirido a través de los años. Se sugiere elaborar tu propio listado de "Hard Skills", para mostrar a las organizaciones en lo que puedes aportar, ya que, si eres un candidato idóneo para un puesto determinado, serás tú el elegido.

Las "Hard Skills" más demandadas hoy en día son: Análisis e Interpretación de Datos, Gestión del Conocimiento, Gestión de Proyectos, Gestión del cambio, Habilidades en redes sociales, Competencias Digitales, Inteligencia Artificial, Dirección de Empresas, Conocimientos de Programación, Habilidades en Escritura, entre otras.

La pregunta que nos hacemos hoy es la siguiente: ¿Son las Habilidades Duras más importantes que las Habilidades Blandas? No, debe existir un balance entre ambas. Las organizaciones primero se fijarán en las "Hard Skills" las que son indispensables para cumplir con las exigencias del puesto y las "Soft Skills" permitirán que te diferencies de otras personas con conocimientos técnicos similares a los tuyos, potenciando tu perfil, fomentando la comunicación y la relación efectiva que posees con quienes te rodean. La facilidad que los entornos digitales ofrecen hoy nos permite seguir adquiriendo conocimientos y las políticas de formación continua en las organizaciones, nos otorga ventajas para ampliar y mejorar las habilidades duras.

"Durante el desarrollo de nuestra carrera profesional, adquirimos cada día nuevas "Hard Skills"".

Mitzy Avilán Rocca,, ingeniero comercial y, magister en Administración de Empresas

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