EDITORIAL
Protección del patrimonio
Para nadie hay duda de que Iquique y en general la Región de Tarapacá posee un amplio patrimonio histórico. El ser el centro de la época dorada del salitre, escenario de guerras y revoluciones, como también ser una de las zonas más importantes del Perú, previo a la Guerra del Pacífico dan a la región una gran gama de vestigios que se han mantenido incluso hasta nuestros días.
Lo anterior, sin embargo, está en constante peligro, lo que pese a los esfuerzos de muchas personas y agrupaciones que han intentado protegerlos por años, hace falta un trabajo más sistematizado de parte del Estado, uno que vaya más allá de las declaratorias, sino que se encargue, con mayores recursos y un despliegue territorial, de conservar todo aquello que le entregue valor a las nuevas generaciones.
Todos los días vemos como se dañan los edificios patrimoniales de Iquique, donde por desconocimiento o desinterés muchos están destruyendo sin que ninguna sanción recaiga sobre ellos.
El paseo Baquedano, un sector único en Chile y que permite retrotraernos a la época salitrera, es uno de los sitios patrimoniales que corre gran peligro, donde se ha sido incapaz de generar un protocolo adecuado para su uso y mantención.
Lo mismo ocurre con otras zonas en Tarapacá, como fueron las oficinas salitreras, que fueron casi completamente desmanteladas, y que salvo por lo que se logró rescatar de Humberstone y Santa Laura, en estos momentos solo quedarían unas pocas ruinas, de lo que fueron verdaderas ciudades que le dieron vida al desierto por más de un siglo.
Al igual que lo que sucede con otras problemáticas en la región, el daño al patrimonio parece pasar desapercibido y aunque todos saben de la importancia que tiene su protección, esto no se traduce en acciones que permitan asegurar su respeto.
El peligro que sufre el patrimonio histórico no es distinto al natural o el inmaterial, que constantemente está siendo atropellado donde pese a que existe una protección legal en la mayoría de los casos, esto no implica beneficios concretos con miras a su mantención. La tarea es clara, pero la voluntad es difusa y se pierde entre las necesidades inmediatas.
"Por desconocimiento o desinterés muchos están destruyendo sin que ninguna sanción recaiga sobre ellos".