Esta semana se dieron a conocer los resultados de la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional, CASEN 2022, la que volvió a situar a Tarapacá como la tercera región con mayor pobreza del país, con un 11% de la población bajo esta condición y casi duplicando a la media nacional (6,5%).

Nuestra región, en la encuesta CASEN 2017, previo a la crisis sanitaria, migratoria y de seguridad, tenía una tasa de pobreza del 6,5%, dos puntos bajo el promedio nacional de ese año. Y, si bien la pobreza en Tarapacá ha disminuido en relación a la CASEN 2020 (13,6%), las cifras indican que no hemos podido recuperarnos todavía del fuerte impacto de las crisis mencionadas. Además, lideramos la pobreza multidimensional, con el 23,8% de la población bajo esa situación, cuando la media nacional es del 16,9%, teniendo en cuenta que las dimensiones estudiadas son Educación, Salud, Vivienda y Trabajo y Seguridad Social.

De acuerdo a los datos de la misma encuesta, La Araucanía y Maule son regiones con cifras históricas de alta pobreza, pero no así Tarapacá caracterizada, por el contrario, por ser una región que ostentaba bajas cifras en esta materia, especialmente, como lo reflejan las CASEN 2013 (8,1%), 2015 (6,8%) y 2017 (6,5%).

Es así que, en los últimos seis años, Tarapacá se ha empobrecido y es consecuencia directa del abandono que el Estado hizo de nuestra región. Partiendo por el abandono de la frontera que convirtió a Colchane en el embudo por donde fluyó gran parte de la migración irregular, sin control de ninguna naturaleza, e hizo de Iquique su punto de cuarentena obligada, agravando la crisis sanitaria con los encierros más extensos de Chile y desatando una crisis de seguridad que nos mantiene, pese a la considerable baja, con unas de las tasas más altas de homicidios en el país. Urge entonces un Plan de Recuperación y Reactivación para la Región de Tarapacá, que ya no sólo aborde medidas de seguridad sino también de reimpulso económico.

Para ello, como Municipalidad de Iquique, tenemos propuestas concretas trabajadas por largo tiempo con los gremios, actores económicos y académicos de Tarapacá, para modernizar nuestro sistema franco que data de hace 50 años y convertirlo en una moderna Zona de Libre Comercio y Logística. Dichas propuestas, involucran la ampliación de nuestro Puerto y la mejora de la infraestructura de accesos.

Para retomar la senda del crecimiento y superar la pobreza en que estamos, por ahora nuevamente sumidos, tenemos que generar más y mejores fuentes de trabajo, desarrollando los proyectos que hemos propuesto.

"Tenemos que generar más y mejores fuentes de trabajo, desarrollando los proyectos que hemos propuesto".

Mauricio Soria Macchiavello,, alcalde de Iquique

Han pasado muchísimos años y aún no se concreta la construcción del proyectado Terminal Rodoviario, por lo que persiste el funcionamiento del actual con todas las incomodidades conocidas, a lo cual se une el ambiente poco grato en su acceso público, más cuando atardece. Esta ciudad que dicen es turística no se merece que aún exista ese recinto. Además a lo indicado, está el caso de algunos terminales de buses interprovinciales ubicados en pleno centro, que son factores para complicar más la congestión vehicular en ese sector, no observándose la debida atención de las autoridades del tránsito, municipal y estatal.

Da gusto ver el Terminal Rodoviario de la vecina ciudad de Arica, a pesar que se construyó en tiempo de la Junta de Adelanto, hace unos sesenta años. Es cómodo y muy limpio. Por lo tanto es grato ingresar o salir del recinto.

En Iquique los proyectos se dilatan enormemente. Tenemos el caso del Teatro Municipal, están esperando quién sabe para cuándo la recuperación de la histórica ex Aduana y el edificio de la ex Sociedad Protectora de Empleados de Tarapacá. Y por otro lado el proyectado nuevo Terminal Rodoviario sigue también esperando... mientras tanto la parte central padece todos los efectos de la enorme congestión vehicular, lo que reclama una urgente restricción al respecto.

Parece que las autoridades no escuchan, menos nuestros parlamentarios.

Astrubal Pineda Retamal

Quienes somos madres sabemos la relevancia que tiene la leche materna en el desarrollo físico y emocional de nuestras hijas e hijos. Esta convicción está avalada científicamente. Por eso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda lactancia materna exclusiva hasta los seis meses de edad.

Para que esta recomendación pueda hacerse realidad, es fundamental que la madre o cuidadora primaria cuente con tiempo de dedicación exclusiva, sin que esto signifique que deje de trabajar o de recibir ingresos. Hoy, la ley chilena garantiza 12 semanas de postnatal obligatorio más otras 12 de postnatal extendido. Esto significa 5 meses y medio junto al bebé. ¿Qué tal si su empresa otorga dos semanas más de permiso pagado, para completar 6 meses efectivos? Si es así, podrá contar con el tiempo necesario para llevar a buen término la etapa de lactancia exclusiva, e iniciar la (desafiante) etapa de la alimentación complementaria. Mejor aún si puede regresar al trabajo de manera gradual, de manera de contar con tiempo para realizar la adaptación a la sala cuna donde el bebé vivirá sus primeras experiencias de socialización.

Recordemos que el padre o cuidador secundario también tiene un rol fundamental. Es quien puede apoyar a la madre en la recuperación tras el parto o cesárea -proceso que puede ser largo y doloroso-, y responder a los requerimientos para que la lactancia se realice en las mejores condiciones. Claramente, los cinco días que establece la ley chilena pueden resultar insuficientes para tan importante labor. ¿Y si pudiera contar con un mes completo de permiso pagado tras el nacimiento o adopción de un hijo o hija?

En la Semana Mundial de la Lactancia Materna, establecida por la OMS para tomar conciencia de su importancia, hago un llamado a las empresas y organizaciones para que contemplen permisos parentales que sumen más días a los mínimos legales. Es un camino que en Henkel ya iniciamos, otorgando 6 meses a la madre o cuidadora primaria, y 1 mes al padre o cuidador secundario, en todos los países de Latinoamérica. Esperamos que algún día, la ley pueda recoger esta iniciativa para extenderla a todas las trabajadoras y trabajadores, por el bien de las futuras generaciones. Esas mismas que comienzan la vida en el pecho de una madre.

Natalia Pardo, gerenta de comunicaciones corporativas de Henkel para Chile y Argentina