El 16 de julio es una de las fechas más importantes del año para los nortinos y en especial para los tarapaqueños. La celebración de la Fiesta de La Tirana no solo está grabada en la conciencia de quienes profesan la religión Católica sino de miles de personas que tienen de una u otra manera una ligazón con esta celebración.

No solo son las misas, sino todo lo que se da en torno a la fiesta, partiendo por los más de 11 mil bailarines que llegan desde todos los rincones del país, como también de familias que se reúnen una vez al año en el pueblo, vendedores y trabajadores que hacen que la celebración sea posible.

Sin duda fueron años amargos para los fieles por no poder participar de esta celebración religiosa y aunque muchos en años anteriores se las ingeniaron para hacer algo el 16 de julio, este año sin duda fue uno de los más emotivos, con una ceremonia de Víspera que recordó a quienes perdieron la vida en pandemia y en general a todos los que sufrieron a causa del covid-19.

Sin duda son momentos complejos para el país y quizás la economía no es la de décadas pasadas, pero sin duda muchas familias se las ingenian para como ellos dicen, cumplirle a la chinita, y estar en el pueblo cada 16 de julio.

Este día es momento para agradecer por los favores concedidos o solicitar algún milagro ante un mal momento que viven, y eso es lo que une a muchas familias durante esta fiesta donde miles de nortinos se reconocen no solo en sus motivaciones, sino que en los lugares y recuerdos comunes de un lugar que los recibe cada año, generación tras generación.

Sin duda la fiesta ha ido evolucionando, el pueblo está cada vez más grande y aunque hay mejores condiciones, aún faltan cosas por mejorar para poder acoger a la gran cantidad de personas que llegarán cada mes de julio contra viento y marea.

La Fiesta de La Tirana es parte de la idiosincrasia del nortino y aunque a a unos les gusta más que a otros nadie queda indiferente ante la gran atracción popular que tiene y que hace que pese a los años y los cambios sociales que ha traído la modernidad esta se mantiene y crece como un patrimonio del norte grande de Chile.

"Pese a los años y los cambios sociales que ha traído la modernidad esta se mantiene y crece".

El verso con la que empiezo está columna forma parte de la canción "La Reina del Tamarugal", de Veas y Miranda y se ha convertido en la llave que abre las invisibles puertas del desierto. Estemos donde estemos, más aún de esta comarca/mall sus versos, son los cables a tierra de esta nortinidad que al centralismo le cuesta entender. Al igual que Andrés Sabella con su monumental novela "Norte Grande", esta canción -carta de presentación- nos exhibe ante el abusivo centralismo que padecemos.

Más allá de la leyenda y de sus complejas toponimias como la que estudia Braulio Olavarría, la fiesta se reproduce cada año. A pesar del Covid 19 y de los encierros colectivos, el marianismo sigue vigente. En un mundo hipercultural, los peregrinos en base a su creatividad han sabido traducir a sus propios términos lo que el mundo le ofrece. Antes fueron los pieles rojas de Aniceto Palza, hoy las inmensas morenadas e incluso un baile de campesinos holandeses.

La Tirana no es carnaval y menos fiesta pagana. Es una religión popular mariana que ve en la China, a la madre que protege. Se le canta y se le baila. Son cuerpos y almas encadenadas que en forma colectiva dan muestra de un espíritu festivo que convive con la pena y la tristeza.

Sus primeros dominios fueron los bosques del tamarugal que la industria del salitre expolió. Tamarugo generoso que al decir de Luis González Zenteno nos simboliza. De allí vienen los pampinos.

La Tirana es cantar y bailar. Libreta en mano, se canta "Campos naturales" tal vez la canción más representativa de esta hermosa ceremonia que es la entrada. El baile que congrega desde los abuelos a los nietos reproduce a la familia extensa.

El desierto se convierte en un inmenso jardín. Los colores y la música le dan esa vida que siempre ha tenido. La Tirana desafía todo tipo de interpretaciones que desde las ciencias sociales se trata de esgrimir. El baile con todas las complejidades que posee nos exige una mejor comprensión de este complejo mundo que no es carnaval y menos folklore.

"La Tirana no es carnaval y menos fiesta pagana. Es una religión popular mariana que ve en la China, a la madre que protege".

Bernardo Guerrero, sociólogo

Sin duda el plantel de Deportes Iquique se ha ido fortaleciendo con la recuperación de sus jugadores y con el apoyo incondicional de su público. Cuando ya va más de la mitad del torneo saca chapa de candidato. A seguir así.

Recepciones en salud

Pese a que a veces no son considerados importantes los recepcionistas en las urgencias, deben ser personas constantemente capacitadas y que puedan reaccionar de buena manera ante un paciente que esté grave. A veces se ponen trabas que pueden ser un riesgo para la vida de pacientes.

Rutas

Sin duda la región tiene un retraso en inversión pública, sobre todo en materia de carreteras, donde vías tan importantes como la ruta 5 y la A1, se ven dañadas en muchos de sus tramos y sin proyectos en ejecución que permitan renovarlas.