Autismo
Cuando hablamos del orgullo, lo entendemos como la forma de percibirnos en el mundo material y social, siendo parte central de nuestra configuración como personas. Desde esta perspectiva, rescatar la experiencia de vida de quienes actualmente deben luchar contra estigmas, discriminación, prejuicios y estereotipos, es fundamental.
En este sentido, las personas autistas pueden aportar visibilizando desde la vivencia, las brechas relacionales y dinámicas cotidianas que afectan la forma de vincularnos. Desde esta vereda, se requiere un compromiso por parte de todos para lograr relaciones más dignas, conscientes y respetuosas, teniendo como eje central los derechos humanos y el reconocimiento de la diversidad como una forma de enriquecer nuestra sociedad, rescatando el valor inherente de la neurodiversidad.
Es relevante destacar que desde marzo del presente año contamos con la Ley 21.545 que establece la promoción de la inclusión, atención integral y protección de los derechos de las personas autistas en el ámbito de salud, social y educativo. Con este avance esperamos se establezcan las políticas públicas necesarias para materializar concretamente las acciones intersectoriales que vayan en beneficio y respuesta a las necesidades que presentan.
En este ámbito, la terapia ocupacional como disciplina está comprometida con el cambio y transformación social, entendiendo que esta ocurre en la cotidianidad, al momento de cuidar de nosotros mismos, vincularnos con nuestras familias y amigos, en la forma en la que nos relacionamos con los demás en nuestra comunidad, trabajo, calles y lugares públicos. Son en esos espacios de encuentro donde se debe apelar al reconocimiento y aceptación de la diversidad de las personas como sujetos de derechos y al trato consciente del otro.
Ivo Alarcón,
director carrera de Terapia Ocupacional Universidad de Las América