Esta semana el Ministerio de Educación dio inicio al despliegue de los equipos territoriales de Revinculación y Asistencia, iniciativa que será conformada por 1.424 profesionales y gestores territoriales que recorrerán todas las regiones del país con el objetivo de reincorporar al sistema escolar a niños, niñas y adolescentes excluidos o con ausentismo crónico.

El plan gubernamental se da en un complejo contexto, donde hoy además muchos colegios registran ausentismos debido a una crisis por el aumento de los contagios de virus respiratorios en los niños, pero que sin duda debe efectuarse.

También esta semana se dieron a conocer los deplorables resultados obtenidos por el sistema de medición Simce, prueba que arrojó los peores resultados de la última década, luego de años donde un estallido social y posteriormente la pandemia de coronavirus resintió al máximo la presencialidad en los colegios.

Es momento de ponerse al día, no solo con este plan que permitirá encontrar a aquellos niños que no están asistiendo al colegio porque no se matricularon, sino también aquellos que tienen problemas graves de inasistencia.

A nivel país, serán 357 Equipos Territoriales de Revinculación y Asistencia distribuidos en los 249 municipios que se hicieron parte de este compromiso por la reintegración de estudiantes al sistema educativo; además de los 11 SLEP y 42 Departamentos Provinciales de Educación, los que recorrerán las calles del país desde junio a diciembre, con un presupuesto de $10 mil millones.

Junto a lo anterior se necesita avanzar con planes de nivelación para los estudiantes, de modo que estos obtengan los conocimientos que se dejaron de pasar al priorizar el currículo, para lo cual se requieren más recursos para aumentar horarios de clases, considerando una adecuada remuneración para los profesores.

La educación, qué duda cabe, es uno de los pilares en los que se sostiene el crecimiento y el desarrollo del país, por lo tanto, exige el mayor de los esfuerzos para que toda una generación no sufra mañana los efectos de un periodo de la historia que, entre otras cosas, significó la suspensión de las clases presenciales. Si no se hace, las consecuencias pueden ser críticas.

"Se necesita avanzar con planes de nivelación para los estudiantes, de modo que estos obtengan los conocimientos que se dejaron de pasar".

Este 12 de junio se conmemoró el Día internacional del Trabajo Infantil. Aunque resulte incomprensible que todavía existan países donde niños y niñas son explotados en diversos oficios, algunos altamente peligrosos. Se calcula que son alrededor de 63 millones de niñas y 97 millones de niños los que viven en esa condición a nivel mundial.

Hace cien años atrás, en nuestra región, todavía existía el trabajo infantil en la industria del salitre. Estaba normalizado que los niños no solo trabajaran a temprana edad, sino que ocuparan el lugar de sus padres cuando fallecían. Debían asumir responsabilidades de adultos antes que concluir su infancia. La Ley de Instrucción Primaria Obligatoria (LIPO), implementada en la década de 1920, fue una forma de morigerar este flagelo.

Entre los oficios que los niños de la pampa desempeñaron estaban: el "latero", que consistía en extraer el caliche desde las cuevas, por medio de una "pata de cabra" o roldana, utilizando una lata vacía de manteca o parafina. El "lonchero" era un niño de los mandados que recorría calicheras, cachuchos, bateas, canchas, etc., debía ser listo, o, como se decía en la pampa "achillado", para entregarle a cada uno su vianda, que era simplemente una bolsa. Cada vianda consistía en una botella de té, pan y la comida del día. Con el "herramentero" estamos frente a un oficio que tenía futuro, pues podía llegar a barretero o de perforista. Este niño partía muy temprano con los carreteros para trasladar las herramientas requeridas, su preocupación principal era cambiar las herramientas gastadas por otras en condiciones de trabajo. Algo similar acontecía con el aprendiz de herrero de animales; el ayudante de carretero o cuarteador (el cuarteador era un carretero auxiliar); el ayudante del herrero-pampa, que era un trabajo especializado asociado a las herramientas. Un oficio muy peligroso era el de "cabero", porque estaba a cargo del "cabo" que enganchaba los carros a la máquina. Tenía que ser muy ágil, pues debían enganchar el cabo de acero y subirse al carro en movimiento. También riesgoso era el oficio de "destasador", niño que debía hacer la cavidad para instalar el tiro en las calicheras. El "rayador de bateas" tenía por misión emparejar o nivelar el salitre en las bateas, para una mejor cristalización. Fueron muchos más los oficios infantiles, pero no puedo dejar de mencionar al pequeño "matasapos", que en las canchas molía el salitre con un mazo para el ensacado.

"Hace cien años atrás, en nuestra región, todavía existía el trabajo infantil".

Sergio González Miranda,, Premio Nacional de Historia 2014

Junto a la reparación de las veredas del centro que se desarrolla en este momento, sería bueno sumar la creación de más áreas verdes en la zona, de modo de ir dándole nueva vida al sector centro de Iquique.

Cráter

Un verdadero cráter es el que hay en avenida Arturo Prat con Serrano, y si bien se trata de una de las calles en mejor estado de la ciudad, es importante estar atentos a este tipo de daños, que pueden provocar accidentes. La entidad responsable está a una cuadra.

Ciudad limpia

Se acerca el inicio de la Copa Libertadores de Fútbol Playa, evento deportivo que reúne a una veintena de equipos del continente. No cabe duda que esta es una buena oportunidad para fortalecer el turismo, pero para eso se necesita una ciudad limpia. Hay que colaborar.