Carlos Olivencia Suez
Con el uniforme escolar obligatorio para el retorno a clases 2023, se acabó con el uso flexible del buzo como alternativa. Sin embargo ante la alza de los precios que arriba hasta un 50%, ha generado que los apoderados opten por revender faldas, poleras y otras prendas que quedaron sin uso el año pasado.
Gerardo Giralda, dueño de la tienda Cool Fashion ubicada en calle Vivar de Iquique, comentó que el comienzo de año ha estado regular, pero se ve mejor que en años anteriores. Aunque advirtió el aumento de costos en varios productos, dada la escasez de tela y otros materiales de confección.
Según comentó, la flexibilidad en el uso del uniforme y las clases virtuales dejó un gran stock de uniformes de años anteriores, tanto en su tienda, como en el armario de estudiantes que apenas lo usaron y que, ahora, sus padres han puesto a la venta.
"La gente compra en enero porque se van de vacaciones. Este año no se han adelantado", afirmó Giralda.
Esta opinión fue reafirmada por el testimonio de Gineva Sobarzo, docente, que aprovecha sus vacaciones en enero para comprar el uniforme a su hijo. Según mencionó en su colegio hay flexibilidad en el uso del mismo, pero "al fin al cabo sale más caro que cada niño vaya con ropa de calle".
Argumentó que el usar ropa diferente genera bullying, o la necesidad de gastar en otro tipo de prendas.
Otra de las razones para adelantar las compras sería la económica, la pareja de padres Juan Godoy y Anali Monroy, argumentaron que comprar en enero es más barato, dado que en febrero aumentan los precios. "Toda la ropa subió, ahora un pantalón sale 20 mil pesos, aseguró la apoderada.
En tanto Elizabeth Gutiérrez también vitrinea con su hija, considera que los precios han subido bastante. Según relató el año pasado, por la flexibilidad en el uniforme escolar, quedó con un uniforme sin usar y de talla chica, e que tiene pensado re vender.
50% más caros están los materiales para confeccionar los uniformes según los vendedores.