La Ley 21.377 tipifica que son infracciones, o contravenciones gravísimas, conducir un vehículo manipulando un dispositivo de telefonía móvil o cualquier otro artefacto electrónico o digital y también tipifica como infracciones graves, conducir vehículos en condiciones físicas o síquicas deficientes, como también conducir vehículos sin placa patente.

Las actuales modificaciones a la Ley de Tránsito, claramente, no han causado en el mediano plazo una concientización de la comunidad con respecto a la relevancia de la seguridad vial. Se puede observar en nuestra ciudad de Iquique un alarmante consumo de drogas, alcohol y estupefacientes en nuestra actividad vehicular diaria, sumado al manejo irresponsable e inconsciente de los automovilistas. Nuestras calles se han vuelto más peligrosas, para peatones como para conductores.

En nuestro país, según fuentes de la Conaset, se registran al año unos 28.932 siniestros de tránsito, pero pese a todas las medidas y controles y fiscalizaciones ejercidos por Carabineros de Chile, las cifras de muertos en accidentes vehiculares y atropellos continúan aumentando explosivamente.

Podemos observar en nuestra ciudad también una importante cantidad de vehículos motorizados sin portar matriculas, como también una gran cantidad de conductores sin contar con la documentación necesaria al momento de conducir vehículos.

La Conaset indica en sus informes estadísticos que la principal causa de muerte en accidentes vehiculares y en atropellos es el exceso grotesco de velocidad, la irresponsabilidad y el consumo de drogas. La indiferencia de la ciudadanía al respeto por el prójimo está siendo un factor relevante dentro de la problemática actual, no solo en nuestra ciudad de Iquique sino también a nivel nacional.

La solución no radica claramente en nadie más que en la propia ciudadanía y en la conciencia que tome al momento de conducir vehículos, como también al actuar como peatón. El respeto al prójimo y a las leyes se ha perdido en nuestra sociedad actual, no hay respeto por la autoridad, no se respetan las señalizaciones de seguridad, como tampoco se respeta el derecho a un ambiente libre de contaminación garantizado en nuestra institucionalidad actual vigente. La contaminación acústica de la ciudad de Iquique, a causa de motores de automóviles y motocicletas que generan ruidos con niveles sonoros dañinos para el ser humano, es grotesca y, por lo demás, solo contribuye a ser un factor de riesgo, que causa un grave detrimento a la calidad de vida de niños y adultos mayores.

Actúe con responsabilidad y conciencia social, recuerde que la seguridad es tarea de todos. Lo invito a construir una sociedad más respetuosa, más civilizada y más consciente con el prójimo.

Alejandro Aguirre San Martín,

ingeniero en Prevención de Riesgos,

bombero voluntario

Hace poco tiempo el Presidente Boric hizo un llamamiento a esas autoridades que lo representa en las regiones a asumir un mayor rol en su cargo con asuntos de alto interés ciudadano, con menos oficinas y más presencia in situ. Esa es una orden, como la da el capitán de un buque. Es de suponer que no se trata de una expresión del momento. Lo indicado se supone que tiene que ser respaldada con precisas instrucciones de La Moneda, mediante una circular, donde se les recuerda las palabras del primer mandatario y que tienen la obligación de rendir un informe cada cierto tiempo, con detalles de su labor in situ. De esta manera quedarán sujetos a evaluación. Los que no cumplan darán paso a reemplazos. Es lo más justo. Los contribuyentes se sentirían satisfechos que sus tributos se invierten bien en esos cargos que deben rendir al máximo los frutos, dada la actual situación que vive el país, en especial la región de Tarapacá.

Los delegados indicados tienen facultades y tienen que emplearlas, conociendo las realidades en terreno. Los tiempos actuales exigen que las autoridades se muevan más, quien quisiera tener el sueldo de estas. No es nada extraordinario lo que se les ordena desde a La Moneda: menos escritorio y más calle. Así el gobierno se acerca más a los vecinos.

Asdrubal Pineda Retmal