En búsqueda de Urano
En un día como hoy, en 1986, el planeta Urano fue sobrevolado por primera vez por la sonda espacial Voyager 2, llegando a los 80.000 km de su superficie. Durante su paso, la Voyager 2 estudió su atmósfera, clima peculiar y sus anillos, descubrió nuevos satélites que lo orbitan, entre otras cosas. Urano es un planeta bastante peculiar, debido principalmente a su inclinación de casi 98º. Esto hace que las estaciones sean bastante extremas en el planeta. Sin embargo, su descubrimiento fue un proceso complicado.
Urano es un planeta que bordea el límite de la visibilidad, siendo el planeta más cercano que no es visible a simple vista en circunstancias normales. Para ello se requiere que se encuentre en su punto más cercano a la Tierra y contar con cielos sin contaminación lumínica. Por otra parte, puede ser fácilmente visible con binoculares y telescopios pequeños, pero eso hace que sea difícil de localizar. Esta misma razón hizo que fuera complicado para los astrónomos de la época poder comprender su naturaleza.
Desde la invención del telescopio los planetas ya conocidos (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno) fueron estudiados con mucho más detalle, pero también permitió explorar el universo más allá de lo que nuestros ojos permiten ver. Urano fue observado muchas veces desde el siglo XVII, pero era confundido por una estrella, cometa u otros objetos. Como sea, para poder definir su verdadera naturaleza fueron necesarias diversas observaciones constantes y muchas horas de trabajo y estudio de diversos astrónomos en toda Europa. Sin duda el estudio, el trabajo sistemático y la colaboración entre pares lleva a grandes descubrimientos, en especial si consideramos que el descubrimiento de Urano derivó al de Neptuno por medio de un trabajo deductivo/predictivo, uno de los primeros de su tipo en la astronomía.
Actualmente, jóvenes de todo el país han estado pasando por el proceso de admisión y postulación universitaria, donde no solo se formarán para su futuro profesional, sino que también conocerán a otros con los mismos objetivos y gustos que, muy posiblemente, sean colegas y compañeros de trabajo. Es así como, al igual que estos grandes científicos del pasado, iniciarán su proceso de construcción de nuevos lazos y redes que definirán su futuro, si así lo deciden. A todos ellos les deseo el mejor de los éxitos en este camino de colaboración mutua.
"El estudio, el trabajo sistemático y la colaboración entre pares lleva a grandes descubrimientos".
Pablo E. González Villarroel,, Astrónomo, Dr. en Física., Universidad de Tarapacá,, sede Iquique