El grave problema de la delincuencia
Aunque parezca y suene reiterativo, la seguridad ciudadana continúa como una de las mayores preocupaciones a nivel regional.
Personeros políticos de distintos sectores y también vecinos han buscado llamar la atención de las autoridades del nivel central para dar cuenta del complejo escenario local que enfrentan a diario los tarapaqueños, quienes aseguran estar viviendo con temor y e incluso alto temor a la delincuencia. La sensación de inseguridad es evidente, sobre todo si se considera que la región ha presentado los índices más altos de victimización en el país durante más de una década.
Hoy por hoy muchos prefieren retirarse temprano a sus casas y evitan transitar por lo que denominan zonas de riesgo, varias de ellas ubicadas en pleno centro de Iquique o Alto Hospicio.
Y es que los hechos delictuales que se han registrado en el último tiempo incluyen balaceras a plena luz del día, homicidios y hasta ataques con arma de fuego en el mismo sector de los tribunales.
Todo lo anterior y más, finalmente está generando un complejo impacto en la calidad de vida de la población, sobre todo en una ciudad acostumbrada a desarrollar una activa vida social y también nocturna.
En ese sentido, es importante que el Gobierno agilice las medidas comprometidas para combatir la delincuencia y sobre todo el crimen organizado, un fenómeno que parece ir en escalada, al menos en lo que al tráfico de armas de refiere. Esta problemática incluso está atrapando a menores de edad, lo que es una preocupación adicional y demanda todavía mayor celeridad en las soluciones.
Con todo, es claro que la zona no puede ser tratada como otras regiones del país, ya que en materia de seguridad presenta particulares complejidades que en el último tiempo han vuelto a quedar en evidencia: la amplia frontera representa un desafío para las policías y la necesidad de mejorar su resguardo es clave, sobre todo porque la enorme extensión facilita el desarrollo del contrabando, incluido el tráfico de drogas, armas y vehículos robados, es decir de delitos que requieren una amplia coordinación.
Es momento que las autoridades, sin importar su domicilio político, promuevan las soluciones.
"La amplia frontera representa un desafío para las policías y la necesidad de mejorar su resguardo es clave".