El pasado 1 de octubre se conmemoraron los 71 años de la República Popular China, aunque sabemos que se trata de una de las culturas más antiguas del mundo. En la actualidad, China es una de las potencias con mayor proyección económica y geopolítica, después de un largo paréntesis provocado -a mediados del siglo XIX- al entonces imperio chino por Inglaterra en la "guerra del opio", que significó no solo pobreza sino humillación, especialmente por la anexión de Hong Kong al Reino Unido. Esta situación catastrófica para China significó la emigración de millones de personas, llegando también a nuestras costas, cuyas huellas todavía pueden observarse en la población local y en las obras que dejaron, especialmente durante el periodo del salitre, donde inmigrantes chinos fueron destacados comerciantes en los puertos de Pisagua, Junin, Caleta Buena, Iquique, y en pueblos del desierto como Zapiga, Dolores, Catalina, Huara, Pozo Almonte, Lagunas, entre otros.
Quisiera referirme a un aspecto menos conocido y que dice relación con la propaganda salitrera en el mundo. El gobierno de Chile y las organizaciones empresariales salitreras iniciaron -a fines del siglo XIX- una política de promoción del salitre en vista de la aparición de otros fertilizantes. Cabe indicar que el salitre se vendía en todos los continentes del planeta y Asia no podía quedar ajena, entonces entre 1897 y 1899, gracias a la gestión de Carlos Morla Vicuña, Japón y Chile suscribieron un Tratado comercial. Se formó una sociedad importadora de salitre en el oriente, con sede en Hong Kong. A partir de ese momento, comenzaron a operar vapores de la Compañía Toyo Kisen Kaisha, para supuestamente traer té, arroz y otros productos, y llevar de regreso salitre. Sin embargo, también comenzaron a transportar a inmigrantes japoneses y chinos, lo que fue criticado por algunas autoridades y periódicos de la época, pero nunca fue impedido por las autoridades nacionales.
En China, desde mediados del siglo XIX, hubo representantes consulares de Chile (no necesariamente chilenos), que no eran profesionales de carrera, pero en 1899 se toma la decisión de tener un cónsul profesional en China, concretándose en 1902, año en que ya existe una oficina de propaganda salitrera para el Extremo Oriente con sede en Shanghái y Tokio. Agente especial de la Delegación China fue la empresa Sing Lee Co., la que realizaría una gran promoción del nitrato chileno entre los agricultores de ese gran mercado. Aún se conservan en la Biblioteca Nacional de Chile en Santiago los bellos afiches de la propaganda salitrera en China.
"Esta situación catastrófica para China significó la emigración de millones de personas, llegando también a nuestras costas".
Sergio González Miranda,, Premio Nacional de Historia 2014