En ciertos países se conmemora el 28 de septiembre como el Día Internacional del Divulgador de la Ciencia y la Cultura Científica, enmarcado en el estrenó de la recordada serie Cosmos de Carl Sagan. Así mismo, el 02 de octubre celebramos el Día Nacional de las Ciencias. Ambas son instancias que buscan mostrar la importancia no solo del desarrollo científico en la humanidad, sino de comunicarlo y transmitirlo a la comunidad, sobre todo a las nuevas generaciones.

Un ejemplo de su importancia puede observarse en la vida de Michael Faraday. Perteneciente a una familia de escasos recursos y sin haber cursado una buena educación, uno podría pensar que Faraday veía la ciencia como algo fuera de su alcance, pero gracias a su entusiasmo y el acceso a libros que le daba su trabajo de encuadernador, llegó a conocer y fascinarse por la ciencia. Pero todo escalo a un nuevo nivel cuando a los 20 años comenzó a asistir a las conferencias científicas de la Royal Society, quedando intrigado por las demostraciones del destacado químico Humphry Davy. Este simple acto lo acercó a un miembro reconocido de la comunidad académica, para que en pocos años terminara volviéndose su aprendiz y años después uno de los padres del electromagnetismo, derivando en el desarrollo tecnológico actual.

Este es solo uno de muchos ejemplos sobre la importancia de la divulgación de las ciencias y el rol del divulgador mismo, el cual debe ser parte de la responsabilidad moral de cada científico en el mundo. La ciencia y el conocimiento no es algo que solo deba pertenecer a unos pocos, definido por los grados académicos ni quedarse en las cuatro paredes de un laboratorio, por lo que estos días son importantes para recordarnos a todos sobre la importancia de introducirnos en la cultura científica. El Programa de Ciencia Pública del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación lleva a todo el país el Festival de las Ciencias, donde las instituciones e investigadores abren sus puertas y muestran a la comunidad su aporte al conocimiento en un ambiente festivo y familiar. Es así como el Proyecto Explora Tarapacá los espera para aprender, disfrutar y "Celebrar el Conocimiento" por medio de sus redes sociales y las ferias científicas que realizarán hoy en Pica y este domingo en Iquique, en sector de Playa Brava. ¡¡¡Los esperamos!!!

"La ciencia y el conocimiento no es algo que solo deba pertenecer a unos pocos, definido por los grados académicos, ni quedarse en las cuatro paredes de un laboratorio".

Pablo E. González Villarroel, Astrofísico, Universidad de Tarapacá, Explora Tarapacá

Quedan menos de ocho años para cumplir uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible: Hambre Cero. Pero si hoy analizamos el panorama mundial, estamos muy lejos de la meta. La pandemia ha acrecentado un secreto a voces que se viene gestando hace años a nivel global, la inseguridad alimentaria.

Resulta paradójico ver como en algunos lugares del mundo a diario se desechan toneladas de comida y desperdicios de alimentos, mientras que en otras zonas aumentan las personas afectadas por el hambre y sus morbimortalidades, siendo imperioso y crucial tomar medidas al respecto o robustecer las ya implementadas para concientizar sobre la gravedad del tema en la población. Son muchas las interrogantes que surgen ante ello: ¿Qué estamos haciendo como ciudadanos para revertir el desperdicio de alimentos o evitar que aumente? O más bien ¿Qué no estamos haciendo?

Si hay escasez de alimentos en el mundo, no se explican las exorbitantes cantidades de comida desechadas, por ejemplo, en ferias libres, donde se ven kilos y kilos de comida fresca, inocua y nutricionalmente adecuada que se desperdicia solo porque organolépticamente no es atractiva. Lo mismo ocurre en restaurantes e incluso en las basuras domiciliarias. Entonces, se podría afirmar que la problemática surge porque no se ha educado, motivado y concientizado adecuadamente a la población en su totalidad.

No esperemos que exista una ley con fines punitivos que regule el mal uso de los alimentos y sus desechos, actuemos antes que el daño sea más perjudicial. Instruyamos a los agricultores a rotar los cultivos para no desgastar la tierra y sus nutrientes, brindémosles apoyo con la escasez hídrica para que puedan mejorar la producción y disminuir las mermas. Eduquemos e incentivemos a las industrias alimentarias a reciclar y darle un nuevo uso a los desperdicios alimentarios. Enseñemos a la ciudadanía a comprar los alimentos que se consumirán en relación con el tiempo de madurez, así se evitará desechar aquellos que se pudren por no comerlos de forma oportuna. Usemos la tecnología como aliada para congelar los alimentos, sellar al vacío, cocerlos y luego almacenarlos para extender su vida útil. Reutilicemos las comidas que quedan respetando las temperaturas y tiempos de almacenamiento. Aprendamos que un alimento de apariencia poco atractiva no es sinónimo de estar en malas condiciones para consumir. Motivemos a los administradores de casinos o restaurantes a vender comida de manera responsable y consciente para que luego no quede en la basura.

En el marco del Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, comprometámonos a aplicar pequeños cambios que masivamente generen un cúmulo de efectos positivos para la transformación que el planeta necesita en esta materia.

Gabriela Lizana,

directora de Carrera de Nutrición y Dietética UDLA Sede Viña del Mar