Ignacio Silva

Seis meses después de ser mamá, Paula (32) decidió cambiarse a un departamento más grande junto a su familia.

El motivo, cuenta, era claro: tener otra habitación para su hija. Pero a poco de cambiarse comenzaron a aparecer los problemas.

"Apenas llegamos mi guagua empezó a estar súper congestionada. Fue ahí cuando empezamos a revisar el departamento y encontramos varios signos de humedad que no habíamos visto al comienzo", relata ahora.

Aunque es complejo de diagnosticar, es muy probable que el suyo sea un caso del Síndrome del Edificio Enfermo (SEE), un fenómeno definido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1982 como "el conjunto de molestias ocasionadas por la mala ventilación, la descompensación térmica, las cargas electromagnéticas y las partículas y vapores de origen químico en suspensión que circulan por el edificio en el que vivimos o trabajamos".

"Este es un concepto establecido hace muchos años y de los cuales hay muchas discrepancias. Algunos lo refieren a las enfermedades relacionadas con un edificio hermético o mal ventilado, algunos más dudan de a quienes aplican, si a los que acuden frecuentemente o solo por visita o solo si se trata de un conjunto de síntomas", explica Montzerrat Castañón, especialista técnico IoT de Fracttal.

Según acota la especialista, el SEE se suele diagnosticar cuando un 20% de los ocupantes del edificio manifiestan alguno de los síntomas asociados al cuadro, entre los que se cuenta dolor de cabeza, sequedad de garganta, ojos llorosos, irritados, nariz taponada, piel seca o náuseas.

"Pero la gran dificultad para la identificación de los casos se debe a que la sintomatología coincide con muchas otras enfermedades", apunta.

Nuevos y antiguos

Además de su difícil identificación, el Síndrome del Edificio Enfermo los especialistas coinciden en que es complejo señalar una causa concreta que lo cause.

"Son múltiples los factores. Los más comunes son los relacionados a la ventilación deficiente o espacios con excesiva humedad o concentración de personas", comenta Montzerrat Castañón. "También se relaciona con condiciones de ergonomía en el lugar de trabajo, muy dado en oficinas improvisadas o donde se carece o se ahorra el estudio de ergonomía para el trabajo y encontramos condiciones reiterativas, recurrentes y en varios miembros del equipo de síndrome de túnel carpiano, lesiones en la espalda baja sin una asociación aparente".

El SEE, además, se puede manifestar tanto en construcciones nuevas como antiguas. "Sin embargo, hay mayores factores de riesgo cuando hablamos de edificaciones antiguas y carentes del mantenimiento adecuado en cuanto a instalaciones hidráulicas, sistemas de ventilación o de extracción de aire", asegura la especialista.

En cuanto a la prevención de este síndrome, Castañón comenta que uno de los primeros pasos es reconocer la presencia de los trastornos asociados a casas y oficinas para así "documentarnos de ello y tomar acciones que permitan "curarlo"":

"Una acción determinante para poder tomar acción es medir con eficiencia, ya que lo que no se mide, no se puede controlar. Lo más común es la medición de niveles de CO2 en ambientes cerrados, niveles de partículas suspendidas, temperatura o humedad relativa. Pero no solo es tener el dato y preocuparnos de ello, si no tomar acciones efectivas que nos permitan mejorar el entorno", dice la especialista.

Adicional a eso, Castañón hace hincapié en el empleo de la tecnología en esta problemática.

"Como aliados de la tecnología, una de las mejores alternativas es el uso de dispositivos que nos permitan llegar al concepto de "Smart buildings" donde no solo buscamos que los asistentes enciendan las luces y abran persianas, si no que nos permitan tomar datos de manera autónoma y precisa en lugares clave para mejorar la situación. A partir de ahí se puede trabajar con especialistas que ayuden a mejorar la situación", concluye.

"Hay mayores factores de riesgo cuando hablamos de edificaciones antiguas y sin mantenimiento".

Montzerrat Castañón especialista loT de Fracttal