Melaxes gigas: así es el nuevo dinosaurio gigante hallado en Argentina
Tiene los brazos cortos como el Tiranosaurio rex, pero no es de la misma familia.
N.E. / EFE
Meraxes gigas, en honor a uno de los dragones de Canción de hielo y fuego, la saga de George R.R. Martin que dio origen a Game of Thrones, es el nombre con el que paleontólogos argentinos bautizaron a un nuevo dinosaurio hallado en la patagonia trasandina.
La nueva especie corresponde a un "gran carnívoro" de 11 metros de largo, con más de cuatro toneladas de peso, una gran cabeza y brazos diminutos, similares a los del Tiranosaurio rex. Sin embargo, es anterior a éste, ya que se estima que el Meraxes gigas dejó de existir hace unos 85 millones de años, cuando corría el Cretácico Superior y el T-rex aún no pisaba la Tierra.
Afortunadamente, el único ejemplar de esta nueva especie perteneciente al grupo de los carcarodontosáuridos está muy completo y en un excelente estado de conservación. Así lo confirmó Juan Ignacio Canale, líder del equipo que hizo el hallazgo recién publicado en Current Biology.
Concretamente, el fósil del Meraxes gigas incluye el cráneo casi completo, aunque sin mandíbulas; diversas vértebras, entre ellas quince articuladas de la cola; ambas caderas, la cintura pectoral y la pélvica, así como los brazos y las patas casi íntegras.
De dientes afilados y poderosas garras, el Meraxes descubierto tenía unos 45 años al momento de morir y su cráneo mide casi 1,3 metros de largo, contando concrestas, surcos, protuberancias y pequeños cuernos.
Para 2012, ya se habían encontrado restos de dinosaurios cerca de Villa El Chocón, al sur de la provincia de Neuquén, en un lugar llamado Cañadón de las Campanas. Por eso, los científicos tenían sus ojos ahí.
"Sabíamos que podía haber más y organizamos un trabajo de campo conjunto", con la Fundación de Historia Natural Félix de Azara y el Museo Field de Chicago (EE.UU), en el que aparecieron estos fósiles que "no tienen prácticamente signos de erosión", relató Canale.
Los primeros restos hallados salían de la roca y "tuvimos que excavar bastante. Lo que estaba más profundamente enterrado tiene un estado de conservación muy, muy bueno", agregó.
Respecto de los brazos cortos del ejemplar, que se repiten en otros carcarodontosáuridos, tiranosáuridos y abelisáuridos, Canale explicó que "no sabemos muy bien por qué se dio esta tendencia evolutiva", aunque es probable que, en formas más primitivas, los brazos hubieran "cumplido un rol importante en la depredación".
De lo que Canale no duda es de que alguna función tenían, "no eran extremidades vestigiales". Aunque los brazos fueran cortos, sus huesos eran muy robustos; además, la escápula y el punto de inserción muscular estaban muy desarrollados.
Eso significa que los brazos no se encogieron porque fueran inútiles, pero lo más difícil es saber cuáles eran exactamente sus funciones.
Algunos investigadores -recordó- han sugerido que su uso pudo estar relacionado con comportamientos reproductivos, como sostenerse sobre la hembra durante el apareamiento, o para apoyarse al levantarse.
El paleontólogo imagina que Meraxes gigas pudo haber sido tan fiero como se cree que fue el T-rex. El depredador "top de su momento", pero también "un carroñero si se presentaba la oportunidad".