Presunto asesino de cabo Florido huyó en radiotaxi y se refugió en un motel
Según la Fiscalía, tras el ataque el imputado durmió junto a su encubridora, quien luego lo encaminó hacia San Fernando, donde se escondió por días.
Diego Gotelli C.
Al menos cuatro viviendas utilizó para esconderse el sospechoso de haber asesinado al cabo David Florido en una barbería de Pedro Aguirre Cerda. Así lo informó ayer la Fiscalía al formalizar a Juan González Quezada como presunto autor del tiro que mató al uniformado y por un homicidio frustrado por haberle disparado a otro policía, sin herirlo.
Según la indagatoria, en el operativo del 10 de junio al que concurrieron cuatro carabineros para fiscalizar una denuncia de un hombre armado en la barbería de calle La Marina, González Quezada habría huído disparando al menos 3 tiros, uno de los cuales dio en el cráneo del cabo Florido y otro que estuvo cerca de herir a un segundo policía.
En su escape intentó abordar un vehículo que circulaba por el sector, a cuyo conductor le pidió auxilio, quien se negó y aceleró sin llevarlo, por lo que el sospechoso corrió hasta la casa de una conocida en la cercana población La Victoria, donde se escondió y a quien amenazó para que le consiguiera un vehículo.
Aún armado, el imputado habría abordado un radiotaxi informal que dirigió hacia Huechuraba, al hogar de Marcela García, funcionaria judicial con quien mantuvo un breve amorío que acabó a inicios de mes.
De acuerdo a la Fiscalía, ella actuó como encubridora, trasladando al sospechoso a un motel de Quilicura donde durmieron esa noche. Al día siguiente lo llevó hasta Lo Espejo, donde el imputado fue recibido por otro presunto encubridor, Julio Vidal, quien lo alojó por unos días en una casa familiar de San Fernando.
El mismo encubridor, a quien conoció en la cárcel, sería quien luego lo llevó de vuelta a la capital, donde su exnovia lo ocultó en una casa de Colina, en cuyas cercanías fue detenido cuando planeaba pagar un camión que lo llevara a Argentina.
Entre las pruebas para acusarlo se constató que el testigo que denunció el peligro en la barbería detalló que el hombre armado andaba sin polera y con un vistoso tatuaje de alas de ángel en su espalda, el mismo que tiene González Quezada.
Su defensa dijo que la evidencia no concluye que él percutó el tiro letal, sino que disparó injustificadamente en un sitio donde habían más personas, por lo que teorizó que el asesino estaría libre. Pese a ello, el tribunal ordenó su prisión preventiva, junto a los acusados de encubrirlo.