OPINIÓN
Más allá del conocimiento
El 12 de abril recién pasado, se cumplieron 60 años desde que el cosmonauta Yuri Gagarin completó una órbita alrededor de la Tierra en su cápsula Vostok 1, convirtiéndose en la primera persona en ir al espacio. Claramente esto marcó un hito único en la Historia de la humanidad, reforzando la ferviente carrera espacial que se desarrollaría el resto de esa década. Actualmente, una nueva carrera espacial está en curso, considerando a muchas otras naciones, con un espíritu más colaborador (sin un ambiente de guerra) y con una fuerte participación privada, lo cual fortalece el desarrollo tecnológico y la necesidad de inversión.
Sin embargo, en el último año, a pesar de haberse alcanzado grandes metas como las sondas enviadas a Marte, en lo referente a misiones tripuladas ha habido una serie de inconvenientes y atrasos en la programación. Uno tendería a pensar que el desarrollo científico, fuera de los asociados a la salud, se vería fuertemente interrumpido por la pandemia. Nada más alejado de la realidad.
Hace algunas semanas dos grandes noticias dentro de la física de partículas han sido anunciadas, dejando exaltados a científicos de todo el mundo, a saber: Por un lado, tenemos lo observado en el LHCb del CERN, Suiza, el cual encontró una discrepancia en el comportamiento del Muón, partícula fundamental muy parecida al electrón, pero 200 veces más masivo e inestable, sugiriendo la existencia de elementos que el Modelo Estándar no consideraba. Poco tiempo después, desde FermiLab en Illinois, EE.UU., presentaron ciertos resultados en la medición del momento magnético del Muón, el cual parece indicar una discrepancia con lo predicho por el Modelo Estándar de Física de Partículas, acuñado por Peter Higgs y otros.
El Modelo Estándar es una de las teorías más precisas y con mayores logros predictivos de la ciencia moderna, por lo que esta aparente falla del modelo con estas observaciones sobre el Muón podría afectar los cimientos más fundamentales de la física (aún quedan datos por confirmar). Por extraño que parezca, esto es motivo de alegría y emoción para los científicos, ya que aproximadamente desde el gran viaje de Gagarin esperábamos que algo cómo esto nos llevara a profundizar sobre los mayores secretos de la naturaleza. El cambio no es algo a lo que debamos temerle, ya que luego de una revolución científica podemos expandirnos e ir más allá del conocimiento.
"El cambio no es algo a lo que debamos temerle...".
Pablo E. González Villarroel,, astrofísico, Universidad de Tarapacá. Explora Tarapacá