Crisis migratoria y señales políticas
La crisis política y social que afecta a Venezuela ha generado que más de 5 millones de personas hayan migrado en busca de mejores oportunidades, en trabajo y seguridad.
Solo en 2019, 125 venezolanos llegaron a Chile a través de las visas de turismo. El 2020, si bien este número cayó considerablemente, debido al cierre de fronteras por el coronavirus, se ha presentado un nuevo problema, el ingreso clandestino, que afectó en el primer semestre a Arica y desde el segundo semestre a Tarapacá, problemática que en las últimas semanas volvió a tomar fuerza.
Según cifras del Ministerio del Interior, los ingresos clandestinos crecieron un 69% durante el 2020, con 13.656 personas que lo hicieron, mientras que en 2019 esta cifra fue de 8.050 migrantes.
Además, el paso ilegal fue liderado por venezolanos (10.213), seguido de los haitianos (980), colombianos (682) y bolivianos (675). En el 2019 ya lideraban venezolanos, no obstante con un número muy inferior de 3.331 ingresos.
Sin duda, los números no son alarmantes en materia de migración, pero si lo es que los ingresos se hacen infringiendo la normativa chilena, lo que además es el principal impedimento para que estas personas, que llegan en condiciones de salud deplorables debido a largas caminatas y la falta de recursos, puedan regularizar su situación en un futuro.
Además, es muy complejo que la ruta de acceso a Chile sea por una región como Tarapacá, donde no existen las condiciones logísticas y en cuanto a magnitud de sus ciudades para absorber a este número de personas, sobre todo en condiciones de irregularidad que les impiden insertarse laboralmente.
Entonces, es importante que nuestras autoridades aporten en la solución de este problema, dando las señales correctas y no las que propenden a más controles, que desde el punto de vista legal solo tienen un rol disuasivo, ya que policías o fuerzas armadas no están facultados para impedir el paso de una persona desarmada por la frontera.
Es necesario asumir el problema humanitario y generar la logística necesaria para no afectar a las poblaciones locales, pero sobre todo, iniciar un plan certero a través de cancillerías y a los más altos niveles para buscar soluciones a millones de venezolanos que si tuvieran otra salida, claramente no estarían migrando.
"Es importante que nuestras autoridades aporten en la solución de este problema, dando las señales correctas".