OPINIÓN
Merecida representatividad
El país está pasando por cambios estructurales y los pueblos originarios no podemos quedar, una vez más, fuera. De esto no cabe la menor duda. Somos muchos quienes hemos estado, durante generaciones, dando verdaderas "batallas" legales para poder recuperar lo que nos ha pertenecido ancestralmente y que, en algún momento, ha sido usurpado por empresas privadas o por el Estado chileno. Tal es el caso de los derechos de las aguas de nuestra comunidad aymara de Chusmiza-Usmagama, que, como la mayoría sabrá, tuvo que librar un juicio de 26 años para que la Corte Suprema reconociera -recién en 2009-, que el recurso hídrico de esa zona era de quienes habían habitado el territorio "desde siempre", es decir, era nuestro, y no de los empresarios que habían instalado una embotelladora hace dos décadas y que nos dejaron sin agua durante casi todo ese tiempo.
Hoy en día, una segunda parte de nuestro caso está en manos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), organismo que consideró que el Estado chileno violó derechos consagrados en el caso de las aguas de Chusmiza-Usmagama y actualmente está oficiando como mediadora para poder obtener una reparación por todos los años que no pudimos acceder al recurso vital y todo lo que aquello implicó, como siembras y regadíos perdidos. En ese marco, el Estado chileno se comprometió en 2018 a cumplir con un acuerdo amistoso para mejorar nuestra situación (productiva, compra de terrenos, inversión, entre otras materias) que no ha llevado a cabo ni en una cuarta parte hasta la fecha, sin dar razones ni explicaciones de sus demoras.
En ese contexto, consideramos, más que nunca, necesario generar conciencia sobre la relevancia de los escaños reservados en el proceso constituyente para los pueblos originarios. Como pueblo aymara, no hemos dado otro camino más allá que el pacífico, siempre hemos confiado en la democracia y la justicia, en los organismos nacionales e internacionales. Es justo que la Carta Magna acoja nuestras demandas y haga un futuro menos engorroso y más llevadero a nuestras futuras generaciones.
"Es justo que la Carta Magna acoja nuestras demandas y haga un futuro menos engorroso".
Teodoro Papic, Presidente de la Comunidad Aymara Chusmiza-Usmagama