La Municipalidad de Iquique identificó 36 puntos donde existen terrenos que son utilizados para botar basura o albergan a personas en situación de calle.

Los funcionarios municipales están trabajando para identificar a los dueños de estos terrenos, para notificarlos y obligarles a realizar los cierres respectivos, ante la preocupación que han manifestado los vecinos a causa de los focos de basura e inseguridad que se generan en los barrios.

Quienes no acaten serán multados y la municipalidad realizará los cierres perimetrales, puesto que la mayoría de los sitios que se encuentran en estado de abandono tienen propietarios que, por temas económicos o por no considerarlos prioridad, no se preocupan de su resguardo.

En los últimos días los vecinos de calle 21 de Mayo con O'Higgins levantaron la voz de alerta por un sitio donde funcionó un taller mecánico que tras ser desarmado dio paso a un sitio eriazo que hoy alberga a indigentes. La problemática de estos vecinos se replica en la ciudad, incluso en casos anteriores han sido los mismos pobladores quienes en forma organizada han presionado para que este tema sea resuelto.

Sin duda es importante la labor de los municipales, pero también es la acción organizada que puedan tener los barrios afectados para comprometerse con las situaciones que los aquejan.

Al mismo tiempo, es importante que las comunidades locales puedan ocupar los espacios públicos, como la mejor forma para que estos no sean usados para pernoctar o para el consumo de alcohol y drogas.

Siempre se escuchan quejas respecto a la generación de focos de inseguridad en plazas o sitios eriazos, no obstante, es importante que, más allá de poner fotografías o reclamos en redes sociales, se hagan las gestiones en los municipios para que las soluciones se materialicen.

Con los años se ha dejado de lado la "cultura de barrio", esa que en base a la cooperación busca las soluciones a problemas comunes. Es momento de volver atrás y de poner atención a los espacios públicos. No importa solo lo que ocurre de la puerta hacia dentro del hogar; lo que pasa afuera también es clave y determina la calidad de vida que se logre alcanzar en cada uno de los barrios.

"Se ha dejado de lado la "cultura de barrio", esa que en base a la cooperación busca las soluciones a problemas comunes".

Ni la mejor película del mundo, pudo ponernos en un escenario de tanta incertidumbre y desconfianza hacia lo que antes era parte de nuestra cotidianidad. Inicialmente en esta pandemia los temores estaban concentrados en los contagios, en la capacidad del sistema de salud, en mantener el trabajo y en el desafío que nos impuso el teletrabajo; a todo eso hoy se suman las nuevas costumbres que hemos debido incorporar en las relaciones, en recuperar la confianza en las instituciones y en la comunidad para volver a vivir con todas esas formas sociales y culturales que nos han caracterizado como sociedad.

No hay duda que esta experiencia pandémica para muchos de nosotros será única y más allá de las particularidades, este tiempo que ya suma siete meses, nos ha mostrado grandes y en muchos casos dramáticas verdades que son parte de este mundo que hoy lo percibimos más pequeño que nunca.

Por ejemplo, la vulnerabilidad de los sistemas de salud, las carencias y las brechas educativas de muchos sectores de la población, la incipiente educación cívica que ha dificultado al extremo el trabajo para lograr el bien común, en definitiva hemos evidenciado una falta de autorregulación que más allá del peligro que significa, lo que pasará es que seremos recordados por las futuras generaciones por lo que no fuimos capaces de hacer.

Hoy debemos ser todos responsables de empezar a reconstruir las confianzas en las instituciones públicas, privadas, políticas y sociales para volver a vivir con nuevos paradigmas, pero con certeza de que podemos construir entornos seguros, ¿estamos preparados para esto?, la respuesta es y debe tener una manifestación unívoca; sí, debemos estar preparados porque estamos contra el tiempo, porque ya ha comenzado el retorno paulatino a actividades cotidianas y, dependiendo del comportamiento que mostremos, de la cultura cívica y de autorregulación en nuestras acciones para aportar al bien común, se verá si podremos decir que nuestro legado estará en la fortaleza, en la empatía y en la confianza para esta nueva forma de vida que estamos iniciando.

"No hay duda que esta experiencia pandémica para muchos de nosotros será única".

Elsa Echeverría,, rectora U. Santo Tomás Iquique

Independiente de la contingencia, es necesario avanzar en la regulación de la venta a través de redes sociales. Nadie sabe el origen de lo que se está vendiendo o si se pagan impuestos y, la mayoría de las veces, no hay boleta ni garantía.

Cerro Dragón

Aunque continuamente se toman acciones contra los daños en el cerro Dragón, muy poco se hace como medida preventiva. Si se provocan estos daños es porque el lugar está en pleno abandono, pese a que proyectos se vienen anunciando hace décadas.

Cierre del año

Finalmente hay mayor claridad del cierre del año escolar, donde queda un manto de dudas respecto a los aprendizajes de los niños, que claramente nunca se podrán recuperar por completo. Esta generación quedará con un vacío. No se hizo todo lo posible por evitarlo.