Reposición del mobiliario público
Una serie de cambios sociales se generaron a partir del estallido social que en octubre de 2019 sacudió al país, con manifestaciones en todo Chile, las que mostraron el descontento ciudadano representado en cientos de miles de personas que salieron a la calle.
Esto ha derivado en un mayor poder de la ciudadanía y que los distintos sectores políticos debieran adaptarse a esta nueva realidad, donde hay un mayor control sobre quienes tienen a cargo las decisiones y más exigencias de parte del electorado.
Pero por otra parte también provocó el fortalecimiento de grupos extremos que si bien son minoritarios, en comparación de la gran masa que protestó el año pasado por las demandas sociales, se han mantenido generando acciones de tipo violento, incluso, pese a la contingencia sanitaria actual.
Son cientos de espacios públicos que fueron dañados y, pese a que sus defensores digan que se trata de cosas materiales que pueden restituirse, cuando se vive en regiones extremas, donde los recursos además de ser escasos, tardan en llegar desde nivel central, estos daños pueden afectar la calidad de vida de los habitantes.
Ejemplos sobran, pero uno de los más importantes han sido los daños a los semáforos, donde actualmente hay 15 que aún esperan por ser repuestos.
Si bien los proyectos avanzan, es necesario que se tomen los recaudos de cara a nuevos hechos de violencia, como por ejemplo la posibilidad de desintalarse e instalarse u otra característica que impida que vuelvan a ser destruidos como ha pasado en otras ciudades que decidieron renovarlos a fines del año pasado.
También están las calles, con calzadas dañadas en muchos sectores de la ciudad que ahora lucen peor de lo que estaban.
Siempre es importante que la ciudadanía se exprese para lograr una mejor calidad de vida, pero la destrucción y el vandalismo también destruye lo que por mucho tiempo han demandado sus habitantes y más aún de regiones, donde no hay un medio de transporte como el metro, ni amplias avenidas, grandes parques o áreas verdes, sino un desierto árido que ha sido forjado con el esfuerzo de su gente.
"Uno de los más importantes han sido los daños a los semáforos, donde actualmente hay 15 que aún esperan por ser repuestos".