Muchas veces hemos escuchado que la fe se lleva en el interior. Este año, los devotos de la Virgen del Carmen más que nuca deben hacer suyo este concepto y quedarse en casa el próximo 16 de julio.

Todos los años llegan más de 250 mil personas a La Tirana para celebrar a la Virgen, pero este año la realidad sanitaria dice otra cosa y la comunidad católica debe poner la vida por delante y no intentar llegar al pueblo.

No es la primera vez que la fiesta se suspende, pero la realidad actual es mucho más delicada debido a que el virus Sars Cov-2 es de más rápida transmisión y su letalidad más alta que de la "gripe porcina" del año 2009.

Las autoridades locales han dispuesto todo un dispositivo con el fin de evitar que más personas lleguen al pueblo, las que en un número cercano a las 2 mil han ido repletando el lugar y causado problemas en el suministro de agua potable.

"Podríamos presentar un brote en una comuna que no cuenta con las instalaciones sanitarias en caso de presentar una situación crítica del punto de vista del coronavirus", dijo la subsecretaria de Salud Pública, Paula Daza, tras dar a conocer la medida.

Los controles serán en los tres accesos a La Tirana, dos en la Ruta 5 y uno en la A-665 en el sector de La Huayca. También habrá patrullas móviles en el poblado y refuerzo de las aduanas de El Loa, Quillagua y en el Aeropuerto Diego Aracena. Además de los controles carreteros de Huara, Alto Hospicio y plazas de peajes de las rutas 1 y A-16.

Es de esperar que estos controles solo sean una medida preventiva y que las personas no intenten llegar al pueblo, para lo cual se requiere la cooperación activa de los bailes religiosos, quienes deben incentivar a sus socios a celebrar desde casa.

Ya se están preparando actividades que se transmitirán online, pero independiente de aquello, es importante que los fieles den el ejemplo quedándose en casa y no se desplacen a La Tirana.

De todos depende que Tarapacá pueda salir de la situación en la que se encuentra, donde hay muchas personas pasando grandes dificultades económicas debido a una cuarentena que se ha prolongado más allá de lo esperado.

"Se requiere la cooperación activa de los bailes religiosos, quienes deben incentivar a sus socios a celebrar desde casa".

El término etimológicamente es adecuado, porque señala una horizontabilidad de autogestión ante una necesidad básica y tiene su origen en la década del 30 en el siglo XX, asociada a la carestía provocada por la depresión económica de 1929, que se hace sentir en Chile a partir de 1931. Sin embargo, la memoria popular relaciona la olla común con la crisis de 1982.

Como ahora, surgen de las crisis y por eso generan también un proceso de conciencia que se activa en demandas, dado que comer es un acto social (Malinowski:1967) como unidad funcional de la sociedad y por ello Gabriel Salazar (1992) postula que son la ollas comunes un enlace de organización celular que convocó mayor resistencia al régimen militar en los 80.

La llegada de la democracia y los gobiernos de la Concertación generaron una plataforma social subsidiaria, que permitió movilizar la pobreza a estratos medios (R. Ffrench-Davis y B. Stallings:2001) y estas desaparecen, aunque surgen en nuevos campamentos y aún en Alto Hospicio, pero con otro nombre: comedores sociales o populares, organizados por dirigentes de pobladores, entidades religiosas y ONGS.

El surgimiento de ollas comunes en Iquique y Alto Hospicio, demuestra claramente el escenario de crisis y ante eso, existen como ayuda estas redes de asistencia ciudadana y mecanismo colaborativos primarios de parte de la población que se organizan en base a la asociatividad en un resignificado mutualismo básico que es el alimento, fundando un trabajo comunitario con un umbral determinado y territorializado en juntas vecinales.

Actualmente las ollas comunes de Valle Verde, Villa Las Rosas, Dragón Triunfador, Rubén Godoy, El Colorado, Bar El Democrático, Rincón Guachaca y en Alto Hospicio, entre otras, pueden señalar que son una respuesta ante una necesidad, incuban procesos de reflexión y acción ante la contingencia y revelan un nuevo tejido social que se arma en procesos críticos, como el actual, convocando el trabajo colaborativo y visibilizando una constante del siglo XX que es la organización popular en autogestión y territorio que ha impactado la política comunal, generando ayuda desde el concejo municipal.

"La llegada de la democracia y los gobiernos de la Concertación generaron una plataforma social subsidiaria".

Patricio Rivera,, académico Unap

La gran cantidad de personas que se dedican a limpiar y cuidar autos en la actualidad están en la más absoluta vulnerabilidad. Muy poco se ha hablado por parte de las autoridades de estas personas que no votan.

Dos meses

Aunque las autoridades locales reconocen que la llegada de personas a segundas viviendas va más allá de la fiesta de La Tirana y comenzó hace más de dos meses, es lamentable que recién se comience a fiscalizar la residencia. Esto debe ser constante para evitarlo.

Hoyos en las calles

Ante la baja circulación de vehículos por la pandemia, los hoyos de las calles se aprecian en todo su esplendor. Bien podría generarse un proyecto para mejorar las calles y con ello se da trabajo a una parte de los que lo perdieron. Ya se debería estar trabajando en ello.