Aerolíneas
Todos hemos visto cómo, desde el comienzo de la pandemia del coronavirus, las líneas aéreas del mundo claman por ayuda estatal, para mantenerse vivas.
Probablemente no todas ellas hayan tenido el mismo comportamiento frente a sus usuarios pero, en lo que a nosotros los chilenos nos compete, las que operan en nuestro país, no se han caracterizado por ser amables con el usuario y buscaron, por sobre todo, sacar el máximo beneficio con el menor sacrificio.
Podríamos hacer un listado que, de pensarlo, se puede hacer más y más extenso:
-Progresivas menores distancias entre asientos, haciendo complicados los viajes dentro de sus aviones.
-Intransigencias de todo tipo, que van desde cambios de fechas, devoluciones de dinero por tramos o viajes no realizados.
- Aislamientos regionales, como los que sufrimos en el norte, al suspenderse los viajes entre Arica, Iquique, Antofagasta o Calama, por ejemplo.
Podríamos señalar muchos otros aspectos, como la eliminación de oficinas de atención locales, suspensión de entrega de una elemental colación en el vuelo, aduciendo que todas esas medidas redundarían en viajes más económicos, la imposibilidad de realizar viajes de un día para otro, debido al altísimo costo que cobran por ellos, etc., etc.
Los usuarios de los vuelos, podrían agregar muchísimos otros casos, que les impactaron negativamente en sus viajes.
Es necesario que, frente a solicitudes de ayuda, como las hechas por las aerolíneas en la actualidad, se exijan beneficios para sus usuarios ya que, una vez superada la emergencia, la memoria se fragiliza y el dinero utilizado en su "salvamento", que pertenece a todos los chilenos, se convierte en anónimo y no se ve reflejado en ningún beneficio, para el que el que lo facilitó.
Es lamentable que se siga aplicando el dicho de "socializar las pérdidas y privatizar las ganancias", en múltiples casos de nuestra vida, en los cuales podemos incluir también a los bancos, que también fueron salvados por la plata de todos los chilenos en el pasado, los que encabezan las mayores rentabilidades "industriales" de este país, no siendo industrias sino meramente servicios.
El manejo del FOGAPE, impulsado por el gobierno, ha sido el ejemplo más reciente donde, lo que trató de ser una canalización de ayuda económica a las pequeñas y medianas empresas a través de ellos, mostró ser un mero negocio bancario, que ha permitido canalizar esos recursos a empresas que tiene la capacidad de responder o simplemente han cercenado los montos facilitados, en una magnitud tal, que desvirtúa la ayuda originalmente pensada.
Me parece que la situación que vivimos hoy, debe servir para trazar nuevos caminos, que lleven a repensar el papel que juegan las personas en este mundo.
No somos ni debemos ser "ganado" al cual se le acarrea como masa y se le imponen "letras chicas" en los contratos, para convertirlos en esclavos del sistema.
La vida no debe ser así, debemos sentir que somos considerados como individuos y no como números que dan utilidades.
Hrvoj Ostojic