Caída en el desempleo

Aunque los problemas en el comercio significaron una baja en la ocupación, el último informe del Instituto Nacional de Estadísticas que analizó el trimestre móvil septiembre - noviembre, muestra cifras positivas en el empleo regional. El informe consigna que la tasa de desocupación alcanzó un 6,3%, por debajo del 7,4% del año anterior y también por abajo del 6,9% de la cifra nacional.

Si bien esto solo muestra la radiografía de un momento, se trata de cifras menos catastróficas de las predicciones.

En la región, el impacto positivo del sector minero, con un crecimiento de 32,8% en los ocupados (3.890 trabajadores), posiblemente de los nuevos proyectos, da cuenta de la importancia que tiene este sector para la región.

Pese a lo anterior, es posible que en el próximo informe la crisis social sí tenga un rol más protagónico, debido a que incluirá diciembre, un mes donde el comercio no consiguió las expectativas que año a año se generan.

De todos modos, es esperable que las medidas de apoyo a los emprendedores tengan efectos para que la economía regional no decaiga, lo que debe sumar proyectos de impacto social que busca impulsar el Gobierno.

Además las grandes iniciativas de infraestructura pública que están en ejecución deben seguir su curso, ya que, además de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, como el segundo acceso, el estadio que está ad portas de entregarse o el hospital de Alto Hospicio, se abrirán importantes plazas laborales, en especial para una comuna con un empleo en general de menor calidad al de Iquique.

Por otro lado, si bien en Tarapacá se han reducido los hechos de violencia y han quedado supeditados a algunos actos, principalmente en avenida Héroes de La Concepción, es de esperar que las manifestaciones se mantengan pacíficas y que se pueda avanzar en medidas que aporten a la calidad de vida de los tarapaqueños.

El futuro económico de la región, si bien es una responsabilidad de las autoridades, depende de todos los ciudadanos, tanto de los grandes empresarios, medianos, y pequeños, como de los trabajadores asalariados.

"Es esperable que las medidas de apoyo a los emprendedores tengan efectos para que la economía regional no decaiga".

Recursos judiciales

En una verdadera moda se ha transformado el interponer recursos judiciales por parte de agrupaciones y de políticos de varios sectores. A veces es más bulla para buscar posicionamiento político que un verdadero interés social.

Congestión

Urge un plan para mejorar la circulación del tránsito en Cavancha. Cada tarde la congestión es demasiada, pese a que gran parte del problema se resolvería con un par de carabineros en el sector del Casino de Juegos. Bañistas cruzan de a gota y la fila de autos es interminable.

Emprendedores

Es necesario que los emprendedores sean más innovadores. Las ciudades están plagadas de emprendimientos en comercio y muy poco respecto a otras áreas. La crisis social podría cambiar la forma del consumo en Chile y por eso se debe abordar de forma inteligente.

Hablar de los años 20' indica la década respectiva, es decir, aquella que se inició en 1920 y hasta 1929; sin embargo, a partir de este 1 de enero, habrá ahora otros "años 20'", los del 2020. La década de 1920 fue muy compleja para Chile y en especial para Tarapacá, porque se inició con la crisis económica del salitre, marcando la decadencia de esta industria, y concluyó nueve años después con otra crisis, que abarcó a casi todo el planeta, iniciada en Estados Unidos en 1929. El impacto social de esta crisis tremenda en los Estados Unidos fue descrito en la notable novela de John Steinbeck "Las uvas de la ira" (1939). Quizás lo más parecido a esa novela en Chile fue "La viuda del conventillo" de Alberto Romero (1930). La historiografía y cierta literatura nos recuerda el éxodo de los pampinos, el desempleo, los albergues, los comedores donde se entregaban raciones de hambre, el desarraigo, la esperanza del retorno, etc.

Esos años 20' se iniciaron con la llegada de Arturo Alessandri al gobierno, después de una ardua lucha electoral con Luis Barros Borgoño. El León de Tarapacá trajo esperanzas al país en medio de la crisis ya mentada. Alessandri dejaría para la posteridad muchas políticas públicas, pero dos fueron fundamentales: la promulgación de la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria (LIPO) y una nueva Constitución Política del Estado de Chile. Curiosamente, coinciden con dos de las demandas más sentidas de la sociedad actual.

La LIPO (Ley 3.654), "la gran fausta nueva" como la nombró Abelardo Núñez, obligaba que los niños y niñas chilenos asistieran antes de los 13 años al menos a cuatro niveles de enseñanza. Fue un triunfo en contra de los sectores conservadores que venían oponiéndose a esta iniciativa desde 1900. Por su parte, la nueva Constitución Política (promulgada un 18 de septiembre de 1925), puso término al orden oligárquico parlamentario decimonónico, estableciendo un régimen presidencial moderno que todavía está vigente en gran medida. Hubo también mucha resistencia de los mismos sectores conservadores, los que además tenían bloqueadas leyes laborales muy demandadas que después se refundirán en el Código del Trabajo de 1931.

Los nuevos años 20', con todas las precauciones del paso del tiempo, ¿dejarán en la Historia de Chile algunas reformas políticas y cambios culturales similares? ¿Surgirá un liderazgo parecido al del León de Tarapacá del 1920? Tengo esperanzas, pero, a mi parecer, si un cambio es necesario y urgente es el de la mentalidad de quienes nos han gobernado.

"¿Surgirá un liderazgo parecido al del León de Tarapacá del 1920?

Sergio González Miranda, Premio Nacional de Historia 2014"