Mujer se quita su traje de guardia para bailarle a la Virgen del Carmen
La relación de Maybet Longa con la fiesta religiosa vino desde su madre y desde su fallecimiento comenzó a bailar.
Cada día Maybet Longa Jiménez (55) se viste con su traje de guardia de seguridad para ir al trabajo, el cual obtuvo gracias a un ascenso que le dieron en la empresa donde en un principio realizaba el aseo, porque demostró ser una persona intachable, responsable y de personalidad firme.
Se define como una persona tranquila, callada y de una sola línea, pero cuando hay instancias de desorden es la primera en poner puntos sobre las íes. Con ese espíritu se mantiene todos los días en el ámbito laboral, pero fuera de este escenario cuando se despoja de su indumentaria recibe una que le llena aún más el alma y es su traje de la Sociedad Sambos Caporales Sagrado Corazón filial Tocopilla, a la cual pertenece.
Inicios en la festividad
Si bien nació y se crió en la Región de Antofagasta, en 1979 sus padres decidieron radicarse en Iquique y desde entonces su vínculo con esta región ha sido inamovible. En ese entonces, su madre, quien era iquiqueña, le propuso subir al pueblo de La Tirana para visitar a la Virgen del Carmen y como una novedad para ella aceptó.
Así comenzó a ir todos los años en el mes de julio y a la vez fue incrementando su devoción por la "Chinita". Hasta que hace siete años una de sus siete nietas le preguntó si podía acompañarla a inscribirse en los bailes religiosos. "Tiene 18 años (su nieta) ahora y por ella entró la familia al baile (...) En ese entonces yo solo fui, pero algo me dijo 'quédate acá'", relató la mujer.
Manda
Cuando se encomendó a la virgen fue para pedirle que si su decisión era llevarse a su madre, que lo hiciera sin que ella sufriera algún tipo de dolor. Sus rezos fueron escuchados y el 18 de septiembre del 2013, su progenitora falleció en el sueño.
Dado este hecho se convenció de que debía pertenecer a una fraternidad y bailar en La Tirana. "Ese año lo viví con mucha devoción, más que antes, porque encontré que ella me había cumplido y yo ahora solo debía retribuir lo que ella me había dado", sostuvo.
Gracias a su nieta Alejandra, quien con siete años manifestó sus ganas de bailar en los caporales, su esposo también se incorporó esta fraternidad, la cual cuenta con aproximadamente 30 bailarines.
Este año cuatro de sus descendientes la acompañan en el pueblo, porque la tradición que le inculcó su madre pretende traspasarla, y que las nuevas generaciones de su familia se empapen de esta fiesta religiosa, a la cual asistirá "hasta que mis piernas ya no me den".
"Tiene 18 años (su nieta) ahora y por ella entró la familia al baile (...) En ese entonces yo solo fui, pero algo me dijo 'quédate acá'".
Maybet Longa, integrante de la Sociedad Sambos Caporales Sagrado Corazón filial Tocopilla."
"Ese año lo viví con mucha devoción, más que antes, porque encontré que ella me había cumplido y yo ahora solo debía retribuir lo que ella me había dado".
Maybet Longa, integrante de la Sociedad Sambos Caporales Sagrado Corazón filial Tocopilla."