La no renovación de patentes de alcoholes por el Ayuntamiento a un local nocturno terminó como última instancia en la Corte Suprema, la cual en un fallo unánime revisó y revocó la sentencia pronunciada por la Corte de Apelaciones de Iquique que había acogido el recurso interpuesto por privados por la decisión consistorial. De esta manera los vecinos de un conocido barrio fueron amparados por el máximo tribunal de justicial del país. Hay que destacar los esfuerzos de esa Junta de Vecinos y de un concejal y representante legal de estos para defender sus derechos de vivir en un ambiente libre de diversas situaciones.
Los locales con patentes de alcoholes constituyen un rubro comercial sensible, que si no son llevados correctamente originan situaciones que ya conocemos. Cuando se abre un local nocturno, si bien puede cumplir las exigencias para su autorización, es imposible saber si después se podría transformar en un dolor de cabeza para el vecindario. Por eso se impone una rigurosa y periódica fiscalización.
Se hace necesario dotar a la policía uniformada de un sonómetro para el control de los ruidos molestos en esos locales; revisar las ordenanzas de contaminación acústica y del horario de funcionamiento de los locales con patentes de alcoholes; centralizar los partes por esa ley que van a diversos juzgados de la Policía Local, si hoy no se realiza ese procedimiento. La acumulación de determinado número de partes impone suspensión o clausura de un local de ese rubro. Además debe considerarse la opinión de las Juntas de Vecinos sobre la renovación de patentes de alcoholes.
El número de patentes de ese rubro en una ciudad está de acuerdo con lo que establece la citada Ley: una patente por cada 600 habitantes. Iquique tendría unos 200.000 habitantes (?) En consecuencia debería haber 330 patentes. Hay locales que pagan dos patentes (dos clases)
La máxima autoridad comunal ha manifestado, considerando el reciente dictamen de la Corte Suprema, que el Concejo tendrá mucho cuidado en el otorgamiento de patentes de alcoholes, a lo cual se puede agregar en la renovación de estas, cuando ya existen antecedentes sobre el funcionamiento de los locales nocturnos.
El concejo del Ayuntamiento acordó no renovar una patente de alcoholes en vista de los reclamos de vecinos de un barrio. Los particulares de ese negocio acudieron a la Corte de Apelaciones de Iquique que acogió su recurso. Pero la corte Suprema anuló lo resuelto por el máximo tribunal local. Ese definitivo veredicto significa que la justicia debe amparar los derechos de vecinos que se sentían perjudicados por una actividad comercial. Todo debe apuntar a un Iquique mejor. La calidad de vida es irrenunciable. No se adquiere en un mall.
Mario Zolezzi Velásquez