Es fundamental que aquellos productos que manipularán los pequeños en Navidad estén libres de sustancias químicas tóxicas y que cuenten con un rótulo que entregue la adecuada información de uso y seguridad.
Efectivamente, más allá de ver un precio acorde a los bolsillos, es necesario, advierte el experto, fijarse que los juguetes y sus partes estén fabricadas de forma que se reduzcan al mínimo los riesgos de lesiones corporales que puedan ser provocadas por el movimiento de sus componentes.
Los juguetes no deben ser elementos inflamables en el medio ambiente del niño, por lo que deben estar fabricados por materiales que no se quemen al quedar expuestos a una llama o chispa u otra fuente de calor o fuego.
Deben ser diseñados y fabricados de manera tal que su ingestión, inhalación, contacto con la piel, mucosas, ojos, no represente riesgos para la salud o peligro de lesiones corporales cuando se utilicen tal como se indican en las instrucciones y rótulo.
El adulto debe revisar las etiquetas y que estas proporcionen la información necesaria de uso y de acuerdo a la normativa nacional vigente. Debemos observar que las etiquetas declaren la composición de los materiales con que han sido fabricados los juguetes y que no contengan niveles superiores a los declarados por las normas de: arsénico, plomo, cadmio, cromo mercurio, selenio, benceno, tolueno, xilol, ftalatos, entre otros.
Fernando Torres
Director Escuela Química y Farmacia
U. Andrés Bello