Que difícil hablar de la muerte, ¿Es posible celebrar la muerte?, ¿Tiene algún sentido hacerlo? Porque lo cierto es que la muerte es un acontecimiento catastrófico y trágico. Cuando la muerte llama a las puertas de nuestra casa, o bien a las de la casa de un pariente, de un amigo, de un compañero, de un vecino, o de un académico como en nuestro caso, lo hace para arrancarnos la presencia viva de un ser amado. Ni el más claro y piadoso recuerdo podría llenar el vacío que deja la muerte.
Hoy escribo estas palabras para darle gracias a Dios, por la docente Marianella, por toda la enseñanza que entregó durante más de 10 años a nuestros estudiantes. Los que ya tenemos años, nos acordamos de nuestros maestros, de nuestras maestras. Y nos acordamos, por cierto, con mucho cariño. ¡Nos han enseñado tantas cosas en nuestras vidas y han quedado grabadas en nuestro corazón! Así también en este tiempo, diferente, por cierto, debemos seguir escuchado, las sabias enseñanzas de Marianella porque tienen autoridad de vida, ya que nos transmitió ese mensaje hermoso de como entregar conocimiento en el aula y que sus estudiantes han recibido y ahora ellos deben comunicar.
Marianella nos deja una gran tarea y misión, y es la enseñanza en los valores, la enseñanza en la vida, y esto no tiene precio, no se paga.
¡Qué cosa hermosa es ser docente! ¡Qué cosa hermosa es enseñar de alma, las cosas más simples, más rudimentarias, más cotidianas de la vida! Porque todo tiene que ver con el bien y todo, realmente, se puede realizar muy bien.
Si uno se acuerda de sus maestros, y han pasado más de cuarenta o cincuenta años, quiere decir que siempre la enseñanza supera el desgaste del tiempo y lo hace presente en la memoria viva de cada uno.
Recordemos que no podemos dar lo que no tenemos. Para poder dar también tenemos que recibir, porque el maestro siempre se alimenta para poder comunicar al discípulo. El maestro que sigue comunicando al discípulo, aunque sea maestro no pierde la condición de discípulo porque también es capaz de recibir y de aprender. La vida no se agota en una acción.
Vuela muy alto Marianella, porque nuestro aprecio y admiración por ti, no se derrumba, crecer aún más.
"Siempre la enseñanza supera el desgaste del tiempo y lo hace presente en la memoria viva de cada uno".
Hugo Fernández Ibaceta, director de formación e identidad de Santo Tomás"