Conozca el A,B,C de los productos bancarios disponibles en el país
La cuenta corriente con la chequera y tarjeta de débito asociadas, la línea de crédito que puede salvarlo de algún apuro y la tarjeta de crédito, son herramientas que debe manejar sí o sí para ordenar sus cuentas.
Michael Seguel P.
La tarjeta de débito y la tarjeta de crédito, y la cuenta corriente con la clásica chequera, son productos financieros básicos, que conviene conocer bien, para organizar sus gastos.
La Estrella consultó a expertos para no olvidar el A,B, C de estos productos y conocer más de sus ventajas y desventajas.
Cuenta corriente
La cuenta corriente es un contrato entre una persona, un grupo de personas o una empresa con un banco, donde el primero deposita plata en el segundo, lo que permite al cliente retirar su dinero a través del cajero automático, el uso de transferencias bancarias, tarjetas o el clásico cheque, en distintos puntos del país. Dependiendo de si existe un convenio con su banco, también se pueden hacer retiros fuera de Chile.
Con la cuenta corriente también se pueden efectuar pagos programados a las cuentas del hogar.
Ojo, porque el uso de la cuenta corriente suele estar asociado al pago de comisiones por cada operación.
Línea de crédito
Respecto del monto que se puede retirar, este no se limita a los fondos en la cuenta. Muchas cuentas corrientes tienen asociadas una línea de crédito. Alejandro Alarcón, profesor de la Facultad de Economía y Negocios (FEN) de la Universidad de Chile, la define como "un financiamiento que el banco da a petición de los propios clientes, que va más allá de los saldos que tenga la cuenta corriente".
"La ventaja es que así tenemos acceso a un monto pre-aprobado adicional a nuestros fondos, en caso de necesidad", afirma María Fernanda Juppet, directora de Derecho de la Universidad San Sebastián sede Santiago.
El uso de la línea de crédito también suele estar asociado a pagos, tanto por la operación como por el monto pre-aprobado, independiente de si lo usa o no. A esto se suma el pago de seguros como el de desgravamen, que se aplica en caso de muerte.
El clásico Cheque
Los expertos definen el cheque como una orden de pago por escrito, que permite a quien lo recibe cobrar una cantida estipulada en el documento y que debe estar disponible en la cuenta bancaria de quien lo emite.
Es un antiguo producto financiero, cuyo uso ha perdido terreno frente a las tarjetas. Actualmente se suele utilizar para documentar deudas, de lo cual proviene la primera advertencia sobre su uso: legalmente, no existe el "cheque a fecha", por lo que quien emite un cheque se expone a un pago previo a la fecha acordada.
Otro punto importante es que emitir un cheque sin fondos puede dar origen al giro doloso de cheques, que es un delito. Alejandro Alarcón sostiene que un cheque protestado "le hace daño tremendo al cuenta correntista, porque lo hace una persona no grata para los acreedores".
Tarjeta de débito
El profesor Alejandro Alarcón explica que la tarjeta de débito opera, fundamentalmente, como un cheque. Es decir, con los fondos disponibles en la cuenta del emisor. Su uso también suele estar asociado al pago de comisiones por cada giro que se realice en un cajero automático o bien en una tienda.
Un tip para usar correctamente la tarjeta es guardar los comprobantes de cada giro, para compararlos con los estados de cuenta que reciba.
Tarjeta de Crédito
Los expertos definen a las tarjetas de crédito como "niñas bonitas", ya que permiten acceder a una gran variedad de productos. Para Juppet, las tarjetas de crédito poseen ventajas que otros productos no tienen.
"En primer lugar, la posibilidad de comprar en cuotas, ordenando los gastos de la familia. Y, en segundo lugar, el otorgar acceso a la compra de bienes a tiendas internacionales a través de internet. Esto último nos permite tener acceso a bienes que no encontramos en nuestro país, o a precios más convenientes a pesar de la distancia territorial", dice. Su uso, sin embargo, también está asociado al pago de comisiones y puede favorecer el sobre endeudamiento.