La modista ecuatoriana que entre hilos y telas diseñó su futuro
Hace 18 años llegó a Iquique. Tiene dos locales de arreglos de ropa, confección y venta de uniformes.
Hace 18 años llegó a Iquique huyendo de la crisis de su país, Ecuador, motivada por una amiga que estaba trabajando como modista en la Feria Persa.
Carmita Chamba Maza acababa de cumplir su mayoría de edad y había dejado un hijo pequeño al cuidado de su padre, a quien se trajo a Chile cinco años más tarde, cuando ya podía darle mejor calidad d vida.
"Yo salí de mi país en el 2000, cuando Ecuador estaba mal económicamente y políticamente, no había estabilidad, ni trabajo, ni dinero. Elegí Chile por lo cerca y porque tenía una amiga acá", comenta.
Progreso
Tal vez fue su juventud o sus deseos de superación lo que hizo que esta ecuatoriana lograra independizarse, luego de un año trabajando como costurera.
Fue así como arrendó su propio local en la misma Feria Persa y nueve años después abrió otro a pasos de allí. Ahora es toda una empresaria de la costura.
Hoy día trabaja junto a su hijo de 25 años, una sobrina y una amiga, más otros tres empleados que tiene en el local de la Feria Persa.
"Me gusta Iquique por su clima, porque no llueve tanto como en Ecuador y no hace tanto frío como en Santiago. Además, hay trabajo y con esfuerzo uno puede salir adelante", explica.
Familia
Carmita dice sentirse feliz de haber dado el gran paso de emigrar, aunque extraña a su familia, sus costumbres y comidas típicas. Sin embargo, una vez al año viaja a Ecuador, donde aún tiene a su papá y hermanos.
Esta empresaria muestra su sonrisa al hablar de sus logros personales y profesionales, ya que en Iquique se casó con un chileno y tuvo dos hijos varones, de 13 y 14 años, quienes llenan el vacío de estar lejos de la familia de origen.
Oficio
En el local de la Feria Persa sólo se hacen arreglos de ropa, un oficio que se ha perdido con el tiempo y todos los iquiqueños saben que allí consiguen reparar sus prendas de vestir.
Mientras que en el segundo negocio se confeccionan disfraces, poleras de colegios como Unap, Bicentenario Santa María y Academia Tarapacá, así como uniformes de chef, enfermeras, médicos y demás profesiones.
Carmita destaca que tiene clientes tan antiguos como los años que tiene en Iquique; recuerda que las madres llegaban con sus hijos pequeños y ahora ya son hasta más altos que ellas.
También la buscan para confeccionar trajes para actos culturales de jardines infantiles y colegios, además de disfraces y trajes típicos chilenos.
"Nosotros hacemos ropa y uniformes a pedido. A veces la gente no encuentra una talla en especial y nosotros le tomamos las medidas para que se ajuste a su porte", agrega la empresaria.
En septiembre vende muchos vestidos de chinita y trajes de huaso. Así que todo el año tiene un motivo para poner a volar su creatividad, entre hilos, telas, tijeras, bordados y patrones.
"Yo soy modista, profesora de corte y confección, estudié cuatro años en Ecuador cuando era joven", dice con orgullo.
Al preguntarle cuál meta le falta por cumplir ella responde: "Yo cumplí mis metas, lo logré todo acá, tengo todo y vivo feliz, tengo a mi familia bien. Solo me queda disfrutar de mi esfuerzo".
Carmita tiene 46 años y desea retirarse a los 55, dejar el negocio en manos de sus hijos o cerrarlo, porque quiere "vivir una vejez tranquila".
"Me gusta Iquique por su clima, porque no llueve tanto como en Ecuador y no hace tanto frío como en Santiago".
Carmita Chamba, modista."