Ángel Prieto, el rey de las sopaipillas
Planea abrir una fábrica de masas en invierno, mientras continúa con su tradicional carro ambulante.
Es el quinto de once hermanos, tiene tres hijos varones y dos nietas, pero lo que lo hace famoso son las sopaipillas que vende desde hace 7 años en un carrito ambulante, que antes estaba en Vivar con Latorre y desde este mes se encuentra en la esquina de Zegers con Vivar.
El personaje de hoy es el iquiqueño Ángel Prieto. Tiene 64 años de edad y dice sentirse orgulloso de su familia, ya que todos sus hermanos son profesionales y sus hijos también.
"Mi hermano Francisco es (ex) seremi de Educación y profesor de inglés, Manuel es profesor de educación física, Ignacio es ingeniero y encargado de asuntos estudiantiles de la rectoría de la Unap, Fernando es profesor de basquetbol del colegio Corona School. Toda la familia está vinculada a la educación y fue una labor grande que nos dejaron nuestros padres", relata con alegría.
Asimismo, con lágrimas de emoción menciona a sus hijos: Gabriel que trabaja en informática, Joaquín es doctor en astrofísica, mientras José es diseñador gráfico y locutor.
Esfuerzo
Prieto egresó de la carrera de gastronomía en Inacap, en 1986. Recuerda que hace 30 años tenían un restaurante familiar llamado Barlovento y por eso decidió conservar ese nombre, el cual ahora identificará a la fábrica de masas que planea inaugurar en invierno y que estará localizada en Bulnes 893.
Además de sopaipillas, Prieto vende empanadas de queso y dice que es el regalón de los estudiantes, porque los alumnos de los colegios de la zona siempre llegan a comprar sus deliciosos productos, ya sea antes o después de la jornada escolar.
"Nunca he tenido ningún reclamo por intoxicación alimentaria o productos en mal estado", afirmó, tras asegurar que en la temporada buena llegan a vender entre 800 y 1.000 sopaipillas diarias.
Uno de sus clientes fijos es Francisco Méndez, quien junto a su esposa llegan a comer sopaipillas cada vez que van al centro. "Son bien ricas y nos gusta comerlas con pebre, eso es lo que les da un toque especial", indicó.
Renovación
En verano se tomó tres meses de vacaciones que le sirvieron para asimilar el cambio de dirección. Ahora en marzo volvió renovado y con más ganas de potenciar su negocio, el cual funciona desde las 8 hasta las 21 horas.
Con las utilidades de su negocio se compró su nuevo carrito ambulante, el cual le da mejor imagen y atrae nuevos clientes.
"Tengo una pensión de 110 mil pesos y esto me ha ayudado a surgir, además de darle pega a cinco personas, dos que trabajan en la casa preparando las masas y tres que se turnan para atender el carrito. En la tarde trabajo con mi amigo Lucho que también es jubilado", explica Prieto.
El comerciante anhela volver a Vivar con Latorre, porque dice que en esa esquina se reunía con sus amigos, los ex presos políticos de la Cárcel de Pisagua, con quienes compartía amenas tertulias. Su destino depende de la decisión del alcalde, asegura.
"Son bien ricas (las sopaipillas) y nos gusta comerlas con pebre, eso es lo que les da un toque especial".
Francisco Méndez,, cliente."