La región de Tarapacá y particularmente Iquique y Alto Hospicio mantienen uno de los mayores índices de victimización del país en los últimos años.
Ad portas de la visita del Papa Francisco, es necesario fortalecer la tarea que desde hace algunos meses están trabajando los distintos organismos de seguridad de la Macrozona Norte.
Ayer se reunieron en la Intendencia los principales actores locales de la coordinación de la visita del Papa, donde se espera que tras la definición por parte de la Iglesia del lugar destinado a recibir a los fieles el próximo 18 de enero, se iniciará el trabajo de coordinación de seguridad.
En este sentido, el Gobierno espera la llegada de 400 mil personas a la cita con el Papa, el doble de los habitantes de Iquique, lo que significa que el lugar que se destine deberá estar ampliamente cubierto, no solo para proteger la figura del Santo Padre, que ya cuenta con una seguridad desde el Vaticano, sino para las personas que arribarán a la región.
Al respecto, ya se tiene claro que vendrán no solo peregrinos de las regiones vecinas, sino de los tres países que nos limitan y es necesaria la logística adecuada para que no ocurran sorpresas desagradables.
En los últimos veranos se ha notado un aumento de los delitos contra la propiedad, debido a que los visitantes, principalmente argentinos, no tienen el cuidado necesario con sus pertenencias y son blanco de delincuentes. En esta oportunidad podría ocurrir el mismo problema, el que sin embargo puede preverse y evitarse.
El trabajo se está desarrollando con varios meses de anticipación, con la participación de distintas autoridades y personas que trabajarán voluntariamente, por lo tanto es esencial que no se descuide ningún detalle.
Una buena señal es la Mesa Contra el Crimen Organizado que está trabajando desde hace varios meses y donde ya se han implementado varias medidas y otras están en tareas previas con el fin de mejorar la seguridad para los habitantes del norte.
La visita del Papa no solo incluye a los fieles de la iglesia católica, sino a todos los ciudadanos de Iquique, por lo que su arribo representa un desafío para todos y una forma de mostrar la capacidad de la ciudad para congregar eventos masivos.
"Se tiene claro que vendrán no solo peregrinos de las regiones vecinas, sino de los tres países que nos limitan".