Caleta Buena: el mancomunal Zolezzi
Caleta Buena fue motivo de mi primer artículo publicado en la prensa local (1964) siempre he manifestado interés en la historia de ese ex puerto salitrero ubicado a 22 millas al norte de Iquique. En dos viajes en lancha por el litoral desde Iquique hasta Pisagua pude divisar esa caleta, especialmente en el segundo, pues la embarcación se acercó más a la costa, logrando tomar fotos de ese lugar. En Caleta Buena hubo un trabajador llamado Enrique Zolezzi que integraba la delegación caletina de la Sociedad Mancomunal de Obreros, que en 1903 se manifestó en desacuerdo con la directiva en Iquique.
Ese antiguo puerto salitrero tuvo gran actividad con los embarques de salitre de oficinas de ls cantones de Negreiros y Huara. El pueblo estaba dividido e dos secciones: el puerto o Bajo Caleta, y la puerta alta o Alto Caleta. Su ensenada era frecuentada por veleros y vapores de varias banderas. Habían muelles y lanchas. El oro blanco era bajado por los planos inclinados. El ferrocarril llegaba hasta hasta el Alto.
En Iquique en 1901 se organizó finalmente la Sociedad Mancomunal de Obreros dirigida por Adbón Díaz G. Era para luchar por las reivindicaciones de la clase obrera tarapaqueña, formándose delegaciones en la costa y en la pampa, entre ellas la de Caleta Buena. Así se podía enfrentar a la patronal salitrera: la Asociación Salitrera de propaganda. Poco después estalló la gran huelga de los trabajadores de la bahía de Iquique (diciembre 1901-Febrero 1902).
La Mancomunal de Obreros fue acusada de irregularidades en el manejo de los fondos de la entidad. La delegación de Caleta Buena reaccionó, acordándose manejar ella misma sus recursos, pero manteniendo su acatamiento a los fines mancomunales de la sociedad. Entre los miembros de la delegación se encontraba Enrique Zolezzi. Debió ser lanchero. Desconozco si era italiano o nacional. Todos los Zolezzi de Tarapacá tienen su origen en la Liguria.
Después se pierden las huellas del mancomunal Zolezzi en Caleta Buena, la que vivió años de auge y crisis, hasta que llegó su triste final. En el Alto un viejo tamarugo resiste a la acción del tiempo, tal vez esperando la resurrección de Caleta Buena.
Mario Zolezzi Velásquez