Ejemplo para imitar
Reunidos como cada año en la Iglesia Catedral para orar por el descanso eterno de Prat y sus hombres y por la grandeza de Chile, hicimos recuerdo de un noble gesto realizado en medio del fragor de la guerra que enaltece a quienes lo realizaron, me refiero al intercambio de cartas entre don Miguel Grau y la viuda de Prat doña Carmela Carvajal.
El almirante Grau, como un señor de los mares, vio en Prat mucho más que un enemigo al que había derrotado, fue capaz de ver al hombre noble, valiente y decidido, por lo que el gentil almirante peruano, no se quedó bebiendo la alegría de la victoria sino que supo tener la caballerosidad de escribir aquella sentida carta y devolver a la joven viuda, las pertenencias que el héroe Prat llevaba consigo: su espada, las fotos de su esposa e hijos, la medalla del Sagrado Corazón de Jesús de la Virgen Inmaculada y el escapulario del Carmen. En el corazón del héroe Dios, Patria y Familia eran sus amores. La carta pronto tuvo respuesta desde Santiago, donde una viuda doliente pero agradecida reconocía el gesto valiente y caballeroso del Almirante enemigo.
Creo importante recordar este gesto, sobre todo en el tiempo que nos toca vivir. Entre nosotros hay tensiones, nos cuesta entendernos, el dialogo nos es difícil, nos encerramos en nuestras posiciones que no permiten valorar lo bueno del otro o me hacen incapaz de aceptar algún tipo de corrección. Esto que vemos a diario sucede en nuestra patria, sucede también entre nosotros, en nuestra ciudad y región. Que el ejemplo de Grau y Doña Carmela nos animen, hoy más que nunca a tender puentes, al respeto siempre, también en la contienda política que comenzamos a vivir, a saber escuchar las válidas propuestas del otro, a ser capaces de trabajar juntos en metas concretas que contribuyan al bien de nuestra gente que esperan mucho de quienes eligen para que les representen. No son nuestros antagonismos personales los que producen progreso y esperanza, sino propuestas válidas capaces de lograr consensos son las que favorecerán al bien y progreso de nuestra gente que se merece lo mejor.
"El almirante Grau, como un señor de los mares, vio en Prat mucho más que un enemigo al que había derrotado".
Guillermo Vera Soto, obispo Diócesis de Iquique."