El ingenio y tradición de los apodos en el barrio El Morro
"La Pelusa", "El Pejerrey" y "Diosito" son los sobrenombres habituales que se mantienen en el tiempo.
En diciembre de 1965 el Asilo de la Infancia, ubicado en Pedro Lagos con Freddy Taberna en El Morro, celebraba la Navidad y, para la fecha, faltaba una guagua que hiciera el papel de niño Jesús. Fue allí cuando el pequeño Gustavo de la familia Ross, hizo el papel con apenas seis meses, quedando para siempre con el apodo de "Diosito".
De esta forma se fue forjando una de las tradiciones morrinas más antiguas que caracterizan a este barrio: los apodos por los que cada uno de sus habitantes son conocidos.
¡Avísale!
"¡Avísale!, ¿cómo estái poh, Gasparín?", es la frase que Pedro Vera escucha del "Indio Huiro", personaje morrino que no es conocido por su nombre, Daniel Miranda.
"Es que tenía la media cabeza. Por eso le dicen así 'Gasparín' desde que era niño", explica Ercilia Barroso, la popular "Tía Pelu" quien desde niña "peluseaba" con otros pequeños porque siempre le gustaron los juegos de varones.
"Yo llegué desde Ovalle con sólo tres días de nacida así que me considero morrina. Desde chica me conocen como 'La Pelusa'. No hay quien me llame por mi verdadero nombre que es 'Raquel Welch'. ¿Lo ve? Siempre ando echando tallas", dice entre risas.
Persiguiendo faldas
Roberto Carlos Miranda tenía como patio la playa Bellavista y aunque era un lugar conocido, nunca se despegó de las faldas de su mamá para ir o venir. Por lo anterior quedó en los registros de la cultura morrina como "El Cara e' Lapa".
"Me comenzaron a llamar así desde los cuatro o cinco años. Ahora tengo 42 y nunca me ha molestado que me apoden así. Acá tu preguntas por una persona con su nombre y no saben, pero dices su apodo y te cuentan su historia exacta", recuerda.
Roberto Carlos ejemplifica su reflexión al enumerar los apodos de sus vecinos, algunos ya no están pero siguen siendo recordados. "El Uta, El Chato Pedro, El Pitigallo, El Chapalele, Don Roque, El Coyo, El Indio Mamano, El Pichón, El Chato Aypo, El Guata, El Sapo Yoyo. Son muchos en verdad", dice Roberto Carlos y en ese momento pasa por la acera del frente Enrique Vergara, "El Cacho".
"Desde que nací me llamaron así porque mi mamá me cantaba esa popular canción 'cachito, cachito, cachito mío' y así me quedé", comenta.
Verano del 81'
Su figura delgada y agudiza como un pez le dieron su sobrenombre a Sergio Martínez.
"En 1981 se realizó la primera travesía a nado desde Cavancha a El Morro. Con 15 años ocupé el tercer lugar y estaba cubriendo para el diario La Estrella Hernán Cortés que nos tomó una fotografía a los tres primeros lugares y cuando escribió mi nombre por sugerencia de Juan Belmar y Abel Jofré le puso Sergio "Pejerrey" Martínez apodo que sigue hasta el día de hoy ...ahora como diminutivo Peje", afirma Martínez.
En la misma línea, Manuel Belmar quedó como "El Tuto" porque según sus amigos en su familia todos eran buenos para dormir.
"Los cabros inventaban cualquier cosa y lo relacionaban contigo. Así se ingeniaban los apodos. Son nuestras raíces", explica Belmar y añade que en su familia están "El Colo Colo, El Pescao, Cara e' Vieja y Los Cara e' Cuchillo", estos últimos llamados así por su nariz afilada.
El apodo como función
Para el historiador Patricio Rivera, la llegada de los chilenos a partir de 1883, permite que El Morro se construya identitariamente y eso lo hace con apodos que responden a la forma de trabajo que se ejercen, son apodos de funciones.
Rivera, siendo del barrio El Colorado, un rival histórico de El Morro, se dio el tiempo para explicar que sólo la oralidad, es decir, la memoria histórica, hacen que se mantengan en el tiempo.
"Los apodos se dan de generación en generación y se heredan, ejemplo 'El Pejerrey' Martínez, tiene un hijo y a éste pueden llamarlo 'Pejerrey Chico'", describe.
Rivera finaliza diciendo que los apodos son parte de este barrio y de su comunidad. "Es un bautizo. Es decir, la frase que se construye pasa a llevar el nombre, por eso 'Caturro" o el 'Yoyo' sólo se ubican por eso y no por sus apellidos. En ese sentido se logra , por lo cual, el apodo construye una frontera oral de pertenencia que hace mantenerse al barrio", concluye.
"Los cabros inventaban cualquier cosa y lo relacionaban contigo".
Manuel Antonio Belmar, "Tuto, sobre cómo nacen los apodos en El Morro."