Gilberto Riera: pescador de cepa que ya navega con los ojos cerrados
Aprendió el oficio de su abuelo en la antigua caleta de El Colorado. Su pasión es el océano y la buena comida.
Cuando Gilberto Riera nació, Chile se ganó la sede del Campeonato mundial de Fútbol y la Central Unitaria de Trabajadores organizó su primera huelga en la historia.
A orillas de la playa El Colorado en Iquique, el joven Gilberto comenzaba a pescar a sus 14 años, mirando muy cerca las manos de su abuelo, José Veas Segura "El Picante", de quien heredó los saberes de navegar con los ojos cerrados.
"Un pequeño tsunami nos llevó la caleta y ahí el Gobierno nos trajo hasta acá", recordó el pescador quien desde ese entonces atraca su bote "El Anchoa 1" en la caleta Riquelme.
Escuela de pesca
Aprendió su oficio en lo que él llama "la escuela de pesca", o sea, el muelle cuando en los tiempos antiguos eran más de siete los que existían en el sector centro norte de Iquique.
"Nosotros nos hicimos pescadores de orilla porque usábamos nylon y cuando teníamos la técnica, nuestros parientes nos subían a sus botes. Con el tiempo me hice mi embarcación y salí solo a pescar", describió.
Su primera pesca profesional en mar abierto fue para buscar albacora al sur de la ciudad, específicamente frente a Chucumata. "En ese tiempo la albacora se pillaba a una hora desde el puerto. Pesó 180 kilos la albacora", dijo con orgullo el pescador.
La sensación de tener entre sus manos un pescado que sacó con su propio esfuerzo es para Gilberto un sentimiento muy grande.
"Fue el primer aire y la primera alegría que sentí al ser una persona que salió a trabajar, a pesar que aún lo veíamos como un juego de niños", manifestó.
En boliche
A los 17 años ya Gilberto era un "bolichero" porque conocía a la perfección la técnica de hacer un cerco de redes en círculo conocido como "boliche".
"Lo más importante para un pescador es saber cocinar y a los 18 ya uno se convierte en un buen cocinero del mar. Nosotros seguíamos las tradiciones de nuestros padres y abuelos", contó.
Sobre su relación con el mar Gilberto tiene algo muy claro: en la mar se hacen mejor las cosas que en la casa.
"Se come muy bien en la embarcación porque son platos muy bien hechos y qué decir del pescado: recién sacado del agua", expresó el hombre de mar, quien añadió que el ceviche y la albacora al jugo son parte de la dieta dentro de una embarcación que sale al mar.
"La cocina va en un lugar que se llama 'la bancada'. Ahora hay muchas lanchas que tienen más comodidad. Pero la cocina tiene su lugar especial y es como estar en la casa", explicó.
De norte a sur
Finalmente Gilberto abrió un espacio entre su deleite por la comida del mar y añadió que gracias a su trabajo recorrió todos los puertos de Chile y otros tantos del mundo.
"Recuerdo una vez que íbamos llegando a Egipto y pensé que como tripulación bajaríamos pero no. Habían más de 200 buques atracados en el puerto. Pero la verdad para mí no hay puerto más hermoso que el de mi Iquique querido", cerró mirando hacia el mar.
"La verdad para mí no hay puerto más hermoso que el de mi Iquique querido".
Gilberto Riera, pescador artesanal de la Caleta Riquelme, sobre cómo es la vida en el mar."