Ximena Araya Monroy

Una hermosa y colorida jornada se tomó la calle Lincoyán de la población Caupolicán, donde se dieron cita un centenar de niños, que disfrutaron de variados talleres culturales, que fueron organizados por el Centro Cultural Caminos y la Pastoral Social Caritas.

Entre las actividades se desarrollaron cursos interactivos de pintura, se habló de importantes hallazgos arqueológicos de la región y uno de los talleres que más llamó la atención de los menores, "Hagamos el monumento que falta".

En éste los participantes primero recibieron una inducción sobre qué es el patrimonio y luego reflexionaron en torno a si faltaba resaltar a algún personaje en su sector, frente a lo cual llegaron al consenso que era necesario un monumento en honor a Caupolicán, el toqui mapuche que inspiró el nombre de la población.

Caupolicán

Según explicó el socio de la agrupación, Aníbal Valenzuela, pese a que no existe certeza por qué bautizaron así la población, sí tienen algunas hipótesis sobre el tema, que apuntan a que como sus habitantes originarios eran pampinos, muchos de ellos provenientes del sur, los hizo recoger la tradición de lucha del pueblo mapuche, lo que además se expresa en otros nombres de sus calles y pasajes que fueron nombradas como Lincoyán, Galvarino y Colo- Colo, entre otras.

En la jornada, cuyo propósito fue aportar al rescate del patrimonio regional y local y relevar la identidad de este sector, contaron con la visita del tesoro vivo de la región Arturo Barahona, caporal de los Pieles Rojas Espíritu Santo, quien le transmitió a los niños su experiencia a cargo de esta agrupación religiosa.

A la cita también llegó "Mr. K", un cuentacuentos-susurrador, que hizo volar la imaginación de los niños presentes.

Según explicó Aníbal Valenzuela, la actividad tuvo por objetivo promover el interés de los niños por el patrimonio y explicarles que ellos también puedes ser creadores y constructores del patrimonio local de su comunidad.

Laquitas

La celebración terminó con la presentación de los Laquitas "Hijos de Huarasiña", quienes al ritmo de sus instrumentos hicieron bailar a todo los presentes, que fueron acompañados por "Gui Gui", una marioneta gigante que fue creada en 2014 por los voluntarios del Centro Cultural Caminos, gracias a un proyecto financiado por el 2% de cultura del Fndr y que recuerda a uno de los pampinos más famosos de Iquique y los orígenes de los residentes de la población Caupolicán.

La actividad también contó con el apoyo del Consejo de Monumentos Nacionales, el Consejo de la Cultura y las Artes y la Junta de Vecinos Caupolicán.

"Al parecer se quiso rescatar el espíritu de lucha del sur

Aníbal Valenzuela, socio"