Confirman la existencia de cepa única de Vino del Desierto
Tras contrastarla en bancos mundiales a través del Instituto INRA de Montpellier, investigadores de la Universidad Arturo Prat este año producirán industrialmente el primer vino chileno con una variedad autóctona denominada Tamarugal.
Tras un estudio que partió en 2003 un grupo de investigadores de la Universidad Arturo Prat, tendrán este año los avances más importantes de su trabajo, luego que en abril terminarán con los trámites para inscribir en el Servicio Agrícola Ganadero la cepa Tamarugal, variedad única en el mundo que permaneció por más de cien años en la pampa.
Las muestras rescatadas fueron contrastadas con más de 7 mil variedades en todo el mundo por el Instituto Inra Montpellier de Francia lo que da cuenta de un hallazgo único y que además se transforma en la primera cepa auténticamente chilena y que este año se comenzará a producir a través de un proceso industrial.
La ingeniero agrónomo, Ingrid Poblete, explica que en esta vendimia (abril) se cumplirán las dos temporadas exigidas, "donde se da cuenta que las características, de crecimiento y calidad de racimo se mantienen, por lo que a nivel de terreno ya estamos prácticamente con la variedad corroborada", asegura Poblete.
Sobre el origen de la cepa, la investigadora explica que "lo más probable debido al tiempo de permanencia en la región sometida a condiciones tan estresantes, es que la planta haya mutado, lo que significó que cambiara su patrón".
Si bien las primeras investigaciones nacen en 2003, en 2011 a través de un Fondo de Innovación para la Competitividad, los investigadores consiguen $633 millones que les sirvieron para construir un laboratorio y adquirir los equipos para la producción del vino, donde se habilitan 5 hectáreas de cultivo, dos en dependencias de la Unap y el resto en terrenos de 4 agricultores locales que se embarcaron en la iniciativa.
En 2014 finalmente se establece un jardín de variedades con las principales cepas encontradas y que además tenían las características de tener más de cien años de antigüedad, "ya que la idea era realizar un rescate de la tradición vitivinícola del desierto, cuya última producción se realizó en 1932 y además contar con variedades adaptadas al clima desértico, con intenso calor y agua con altas concentraciones de boro", comenta Poblete.
Durante los primeros años de producción los investigadores han recibido la orientación de enólogos, sommeliers y otros profesionales ligados al área que han permitido ir dando forma a un vino con características más identitarias.
"Con la variedad Tamarugal, en años anteriores se hizo un Late Harvest, debido a una cosecha tardía, sin embargo con el fin de bajar las concentraciones de azúcar y poder apreciar mejor las características del vino hemos adelantado para este año en cerca de un mes la cosecha que se realizará en abril", asegura el ingeniero agrónomo Marcelo Lanino.
Uno de los cambios que se realizarán este año será que se pasarán a una producción industrial, para lo cual están trabajando con la viña Santa Carolina, quienes pondrán a disposición sus profesionales.
De los 600 litros producidos en 2015, en esta oportunidad se producirán 5 mil litros, en variedades País, Gros Colman en vinos tintos y Tamarugal, un blanco seco y abocado.
Una vez que las 5 hectáreas estén produciendo esperan llegar a los 20 mil litros, sin embargo la idea de los investigadores es que más agricultores se puedan sumar y puedan producir la uva a través de un modelo asociativo que en un principio produciría en dependencias de la universidad.
"Acá no se trata de una gran producción, sabemos que en el norte son agricultores pequeños, pero se apunta a un vino boutique, en cuyo concepto está el valor agregado, por ejemplo el ser producido en el desierto más árido del mundo", explica Alex Zúñiga, encargado de gestión y extensión del proyecto.
Zuñiga explicó que además de Santa Carolina, otras viñas han mostrado interés en lo que han logrado, "pero nuestra idea es comenzar primero desde lo local y potenciar el trabajo de los agricultores de la zona, pero para esto también se requiere inversión".
Variedades
Las variedades encontradas fueron Tamarugal, País, Gros Colman, Ahmeur Bou Ahmeur y Torrontés de las cuales, las tres primeras fueron las que tuvieron mejor respuesta."De las tres que utilizamos solo la País es usada para producir vino en Chile, tampoco la Gros Colman es utilizada", asegura Marcelo Lanino.
Desierto
Debido a las condiciones ambientales que ofrece el desierto, donde las temperaturas llegan a los 28 grados en invierno cada plata da hasta 20 kilos de fruta, lo que debe ser controlado, asimismo una uva con gran concentración de azúcares, debido a la intensa radiación.
"A diferencia de lo que sucede en la zona central, donde las estaciones son bien marcadas, que exista sol durante todo el año implica que debamos cortarle las hojas, para que puedan soportar las bajas temperaturas en las noches de invierno que significa estresarlas para que bajen su producción y se obtenga mejor calidad de uva", explica Ingrid Poblete.
Por otro lado la investigadora aclara que la estabilidad del clima es un factor positivo para no tener sorpresas durante el ciclo productivo.
"La idea era realizar un rescate de la tradición vitivinícola del desierto".
Ingrid Poblete,, investigadora
"Con el fin de bajar las concentraciones de azúcar y poder apreciar mejor las características del vino hemos adelantado para este año en cerca de un mes la cosecha".
Marcelo Lanino,, investigador