Tal vez ninguno de nosotros haya visto un oso. Sólo en películas, tiras cómicas conocidos como monitos, este inmenso animal se nos hace cercano. La TV hizo del oso Yogui casi un miembro de la familia. En la fiesta de Ayquina, hay un inmenso baile que se llama la Osada.
Los osos son animales exóticos que se imponen por su estatura y bravura. Los pandas por su ternura. Un modo de familiarizarse con ellos, y con otros animales, es través del artificio de transformarlos casi en seres humanos. De ese modo, se nos hacen cercanos. Usar a los animales para contar historia ha sido, el motivo fundamental de cuentos, fábulas, leyendas entre otros registros narrativos.
Los osos no tienen historia. Pero en este caso, la de la película de animación ganadora de un Oscar, prosigue con esta tradición que empieza con la modernidad en tanto ésta ofrece el soporte que la imprenta le otorga. A través del recurso de la animación sus autores narran una parte de la historia de este país. Es pues un uso memorioso, que nos recuerda el drama del encierro forzoso y del exilio.
Una historia contada con un tono intímo y familiar. La tragedia del abuelo relatada por él mismo demuestra la persistencia de la memoria y del no/olvido. En tiempos de la memoria domesticada que la Academia de Hollywood la haya premiado nos indica la universalidad del drama de los chilenos y chilenas.
La animación, un género subvalorado en nuestro país, nos recuerda al igual que el cine de Patricio Guzmán que el cultivo de la memoria es un hecho político al que no hay que renunciar. Los realizadores del Oso, pertenecen a una generación que vivieron de oídas el drama post 73, pero creen que es necesario hurgar en él, para desde ahí hacer las paces con el futuro. La figura del abuelo, funciona como la del testigo que sobrevive para contar. Primo Levi sobrevive en Auschwitz por que se plantea contar el horror. La del abuelo con su nieto, en una relación de la memoria y difusión de la misma. Las nuevas generaciones a través de este dispositivo tendrán otra herramienta para conocer nuestro pasado reciente.
"La tragedia del abuelo relatada por él mismo demuestra la persistencia de la memoria y del no/olvido".
Bernardo Guerrero ,, sociólogo