Andrea Pérez Zárate
Parásitos que mueren solo a 60 grados de temperatura y son resistentes al cloro, frutas y verduras que deben lavarse incluso si van a ser consumidas peladas, infecciones producidas por aguas calentadas artificialmente o larvas que se ingieren en pescados crudos son parte de los problemas que trae el verano.
Según la infectóloga Tamara Viviani, en verano se acentúan dos tipos de infecciones: por efecto de los alimentos y por el agua, especialmente en niños que muchas veces beben o tragan agua de las piscinas. Sin embargo, internalizando medidas preventivas aseguraremos un verano sin contratiempos.
El síntoma más común en ambos casos es diarrea, vómitos e incluso fiebre. El contagio se produce al tragar agua. Otras infecciones menos frecuentes son otitis externa, conjuntivitis e irritaciones en la piel.
Para prevenir estas molestias es importante no permitir que los niños se bañen recreacionalmente si están con diarrea, especialmente si usan pañales; evitar, en lo posible, tragar agua; tomar un baño antes y después de entrar al agua; usar pañales de natación y cambiarlos frecuentemente y mantener limpios y revisados los sistemas para temperar agua recreacional.